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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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miércoles, 26 de marzo de 2008

CRISTO NOS DA LA CERTEZA DE NUESTRA RESURRECCION FINAL


CIUDAD DEL VATICANO, 26 MAR 2008 (VIS).- Más de 30.000 personas asistieron hoy en la Plaza de San Pedro a la audiencia general de los miércoles. El Papa, que llegó a la Plaza en helicóptero desde la residencia de Castel Gandolfo, dedicó la catequesis al tiempo pascual.

  "Toda la liturgia del tiempo pascual - dijo Benedicto XVI- canta la certeza y la alegría de la resurrección de Cristo (...) que constituye la realidad central de la fe cristiana, en su riqueza doctrinal y en su vitalidad inagotable".

  La Pascua de Cristo, prosiguió "es también nuestra Pascua porque en Cristo resucitado se nos da la certeza de nuestra resurrección final (...) La muerte del Señor demuestra el amor inmenso con que nos amó hasta entregarse por nosotros, pero solamente su resurrección es la "prueba segura"  (...) de que todo lo que afirma es verdad".

  "Es importante reafirmar esta verdad fundamental de nuestra fe, cuya verdad histórica está ampliamente documentada -explicó el Papa- aunque si hoy como en pasado, no faltan quienes la ponen en discusión o incluso la niegan.  Si se debilita la fe en la resurrección de Jesús se debilita el testimonio de los creyentes (...) Por el contrario, la adhesión a Cristo muerto y resucitado cambia la vida e ilumina toda la existencia de las personas y los pueblos".

  "Especialmente en esta Octava de Pascua, la liturgia nos invita a encontrar personalmente al Resucitado y a reconocer su acción vivificadora en los acontecimientos de la historia y en nuestro vivir cotidiano".

  Como con los discípulos de Emáus, de los que habla el Evangelio de hoy, "el Señor está  (...) en camino con nosotros, nos explica la Escritura y nos hace entender este misterio: todo habla de Él. Así tendrían  que arder nuestros corazones para que también se abriesen nuestros ojos. El Señor que está con nosotros nos enseña el camino verdadero".

  Los discípulos de Emaús reconocieron a Cristo "al partir el pan -concluyó el Santo Padre-  También nosotros  en la Santa Eucaristía (...) podemos encontrar y conocer a Jesús, en esta doble mesa de la Palabra y del pan y el vino consagrado. Cada domingo la comunidad revive la Pascua del Señor y recoge del Salvador su testamento de amor y de servicio fraternal".
AG/PASCUA/...   VIS 20080326 (390)


TELEGRAMA POR LA MUERTE DEL CARDENAL SUAREZ RIVERA

CIUDAD DEL VATICANO, 24 MAR 2008 (VIS).- Benedicto XVI ha enviado un telegrama de pésame al cardenal Francisco Robles Ortega arzobispo di Monterrey (Mexico), con motivo de la muerte, el 22 marzo del cardenal Adolfo Antonio Suárez Rivera, arzobispo emérito de la misma sede.
  En el texto el Papa se une con "fervientes oraciones de sufragio" a cuantos lloran al purpurado y pide  "que el Señor conceda su paz a quien ha servido tan intensa y generosamente a la Iglesia durante su ministerio pastoral" primero como guía de las diócesis de Tepic y Tlalnepantla, y después como Arzobispo de Monterrey.
TGR/FALLECIMIENTO SUAREZ /ROBLES ORTEGA      VIS 20080326 (110)


MARTIRES MISIONEROS Y LUCHA CONTRA TUBERCULOSIS

CIUDAD DEL VATICANO, 24 MAR 2008 (VIS).- A las 12,00 de hoy, Lunes de Pascua, el Santo Padre rezó el Regina Coeli con los peregrinos reunidos en el  palacio apostólico de Castel Gandolfo, donde transcurre unos días de descanso, y, a través de la conexión directa, con los fieles que llenaban la Plaza de San Pedro.

   Antes de la oración mariana, el Papa habló del canto del Aleluya, la palabra que después de los días de Cuaresma y de la Pasión, corre en Pascua   "de boca en boca y de corazón en corazón". Una "invitación a la alabanza que resuena a partir de un hecho absolutamente nuevo: la muerte y resurrección de Cristo".

  "Esa experiencia -continuó el Santo Padre-  ha grabado para siempre el aleluya en el corazón de la Iglesia y de ella se deriva la oración que se reza en tiempo pascual (...) el Regina Coeli (...) Un texto breve que toma la forma de un anuncio: Como una nueva "anunciación" a María hecha esta vez no por un ángel sino por los cristianos que invitan a la Madre a alegrarse porque su hijo (...) resucitó como había prometido".

 "¡Que este aleluya pascual también se grabe en nosotros profundamente- dijo el Papa- para que no sea solamente una palabra sino la expresión de nuestra misma vida: la existencia de personas que invitan a todos a alabar al Señor con su comportamiento de resucitados!".

 Después de la oración mariana, el Santo Padre señaló  que hoy se celebra la Jornada de oración y ayuno por los mártires misioneros y afirmó que "recordar a nuestros hermanos y hermanas  (obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos) muertos durante 2007 mientras llevaban a cabo su servicio misionero es un deber de gratitud para toda la Iglesia y un estímulo para que todos nosotros seamos testigos siempre más valientes de nuestra fe y nuestra esperanza en Aquel que desde la Cruz venció para siempre el poder del odio y la violencia con la omnipotencia de su amor".

 Asimismo el Papa recordó que en esta fecha cae también la Jornada Mundial para la Lucha contra la Tuberculosis y manifestó su "cercanía particular" a los enfermos y a sus familias, expresando al mismo tiempo el deseo de que "se intensifique en ámbito mundial el compromiso para  acabar con esta enfermedad".
ANG/ALELUYA/MISIONEROS:TUBERCULOSIS    VIS 20080326 (400)


PASCUA: LA RESURRECCION ES UN ACONTECIMIENTO DE AMOR

CIUDAD DEL VATICANO, 23 MAR 2008(VIS).- Benedicto XVI  celebró a las 10,30 la Misa del Domingo de Resurrección del Señor en la Plaza de San Pedro. Como es tradicional la plaza estaba decorada con plantas y flores procedentes de Holanda. A mediodía, el Papa se asomó al balcón central de la basílica vaticana, para pronunciar ante miles de fieles de todo el mundo el Mensaje de Pascua, saludar en diversos idiomas e impartir la bendición "Urbi et Orbi".
  En las palabras "He resucitado y aún y siempre  estoy contigo" que resuenan al comienzo de la Santa Misa de hoy, dijo el Papa -(...) "la  Iglesia reconoce la voz misma de Jesús que, resucitando de la muerte, colmado de felicidad y amor, se dirige al Padre y exclama (...) tu Espíritu no me ha abandonado nunca (...) La muerte y resurrección del Verbo de Dios encarnado es un acontecimiento de amor insuperable, es la victoria del Amor que nos ha liberado de la esclavitud del pecado y  de la muerte. Ha cambiado el curso de la historia, infundiendo un indeleble y renovado sentido y valor a la vida del hombre".
  "Con su sacrificio redentor Jesús de Nazaret nos ha hecho hijos adoptivos de Dios, de modo que ahora podemos introducirnos también nosotros en el diálogo misterioso entre Él y el Padre -prosiguió el Santo Padre- En esta perspectiva, advertimos que la afirmación  de Jesús (...) nos concierne también a nosotros, que somos hijos de Dios y coherederos con Cristo, si realmente participamos en sus sufrimientos para participar en su gloria".
   "Entramos así en la profundidad del misterio pascual. El acontecimiento sorprendente de la resurrección de Jesús es esencialmente un acontecimiento de amor (...) Esta solemnidad, que nos hace revivir la experiencia absoluta y única de la resurrección de Jesús, es un llamamiento a convertirnos al Amor; una invitación a vivir rechazando el odio y el egoísmo y a seguir dócilmente las huellas del Cordero inmolado por nuestra salvación".
   "Hermanas y hermanos cristianos de todos los rincones del mundo, hombres y mujeres de espíritu sinceramente abierto a la verdad -exclamó Benedicto XVI- ¡Qué nadie cierre el corazón a la omnipotencia de este amor redentor! Jesucristo ha muerto y resucitado por todos: ¡Él es nuestra esperanza! Esperanza verdadera para cada ser humano. Hoy, como hizo en Galilea con sus discípulos antes de volver al Padre, Jesús resucitado nos envía también a todas partes como testigos de su esperanza (...) Fijando la mirada del alma en las llagas gloriosas de su cuerpo transfigurado, podemos entender el sentido y el valor del sufrimiento, podemos aliviar las múltiples heridas que siguen ensangrentando a la humanidad, también en nuestros días".
  El Santo Padre afirmó que en las llagas de Cristo "reconocemos los signos indelebles de la misericordia infinita del Dios (...) Él es quien cura las heridas de los corazones desgarrados, quien defiende a los débiles y proclama la libertad a los esclavos, quien consuela a todos los afligidos y ofrece su aceite de alegría en lugar del vestido de luto (...)  Si nos acercamos a Él (...) encontraremos en su mirada la respuesta al anhelo más profundo de nuestro corazón: conocer a Dios y entablar con Él una relación vital en una auténtica comunión de amor, que colme de su mismo amor nuestra existencia y nuestras relaciones interpersonales y sociales".
   "Cuántas veces las relaciones entre personas, grupos y pueblos, están marcadas por el egoísmo, la injusticia, el odio, la violencia, en vez de estarlo por el amor -observó el Papa- Son las llagas de la humanidad, abiertas y dolientes en todos los rincones del planeta, aunque a veces ignoradas e intencionadamente escondidas; llagas que desgarran el alma y el cuerpo de innumerables hermanos y hermanas nuestros. Éstas esperan obtener alivio y ser curadas por las llagas gloriosas del Señor resucitado y por la solidaridad de cuantos, siguiendo sus huellas y en su nombre, realizan gestos de amor, se comprometen activamente en favor de la justicia y difunden en su alrededor signos luminosos de esperanza en los lugares ensangrentados por los conflictos y dondequiera que la dignidad  de la persona humana continúe siendo denigrada y vulnerada. El anhelo es que precisamente allí se multipliquen los testimonios de benignidad y de perdón".
Benedicto XVI  subrayó  que en la mañana de la Resurrección no se podía dejar de pensar "en algunas regiones africanas, como Darfur y Somalia, en el martirizado Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, en Irak, en Líbano y, finalmente, en Tibet, regiones para las cuales aliento la búsqueda de soluciones que salvaguarden el bien y la paz" y finalizó invocando "la plenitud de los dones pascuales" por intercesión de María que  "tras haber compartido los sufrimientos de la Pasión y crucifixión de su Hijo inocente, ha experimentado también la alegría inefable de su resurrección".
BXVI-SEMANA SANTA/DOMINGO PASCUA/...    VIS 20080326 (810)


SABADO SANTO: LA PARTIDA DE CRISTO ES UN NUEVO RETORNO

 CIUDAD DEL VATICANO, 22 MAR 2008 (VIS).-A las 21 00 el Papa presidió en la basílica de San Pedro la solemne Vigilia de la Noche Santa de Pascua, durante la cual administró los sacramentos del Bautismo y la Confirmación a algunos catecúmenos procedentes de varios países.

  La Vigilia comenzó en el atrio de la basílica con la bendición del fuego nuevo y fue encendido el cirio pascual. Tras la procesión hacia el altar y el canto del Exultet, se procedió a la Liturgia de la Palabra, la Liturgia Bautismal y la Liturgia Eucarística concelebrada con los cardenales.

  En la homilía, el Santo Padre recordó las palabras con que Jesús anunció a los discípulos su inminente muerte y resurrección "Me voy y vuelvo a vuestro lado". "Morir es partir -dijo el Papa- pero   en el caso de Jesús existe una novedad única que cambia el mundo (...)Justamente en su irse él regresa. Su marcha inaugura un modo totalmente nuevo y más grande de su presencia. Con su muerte entra en el amor del Padre. Su muerte es un acto de amor. Ahora bien, el amor es inmortal. Por este motivo su partida se transforma en un retorno, en una forma de presencia que llega hasta lo más profundo y no acaba nunca".

  "Jesús (...)  que a través del amor ha sido transformado totalmente, está libre de (...)  barreras y límites. Es capaz de atravesar no sólo las puertas exteriores cerradas " sino además, subrayó Benedicto XVI "la puerta interior entre el yo y el tú, (...)  entre el pasado y el porvenir (...)  Su partida se convierte en un venir en el modo universal de la presencia del Resucitado, en el cual Él está presente ayer, hoy y siempre; en el cual abraza todos los tiempos y todos los lugares. Ahora puede superar también el muro de la alteridad que separa el yo del tú".

  "Las  palabras misteriosas de Jesús en el Cenáculo ahora (...)  se hacen de nuevo presentes para vosotros, dijo el Papa  ya que "por el Bautismo el Señor entra en vuestra vida por la puerta de vuestro corazón. Nosotros no estamos ya uno junto al otro o uno contra el otro. Él atraviesa todas estas puertas. Ésta es la realidad del Bautismo: Él, el Resucitado, viene, viene a vosotros y une su vida a la vuestra, introduciéndoos en el fuego vivo de su amor. Formáis una unidad, sí, una sola cosa con Él, y de este modo una sola cosa entre vosotros".

 Las personas bautizadas y creyentes "no son nunca realmente ajenas las unas para las otras", exclamó el Santo Padre-  porque aunque nos separen  "continentes, culturas, estructuras sociales o también acontecimientos históricos (...)  cuando nos encontramos nos conocemos en el mismo Señor, en la misma fe, en la misma esperanza, en el mismo amor, que nos conforman. Entonces experimentamos que el fundamento de nuestras vidas es el mismo. Experimentamos que en lo más profundo de nosotros mismos estamos enraizados en la misma identidad, a partir de la cual todas las diversidades exteriores, por más grandes que sean, resultan secundarias".

  "Esta naturaleza íntima del Bautismo, como don de una nueva identidad -explicó el Papa-  está representada por la Iglesia en el Sacramento a través de elementos sensibles: el agua (...) y  en segundo lugar, la luz". Y comentando las lecturas de la Vigilia recordó que "Jesús aparece como el nuevo y definitivo Pastor que lleva a cabo lo que Moisés hizo: nos saca de las aguas letales del mar, de las aguas de la muerte (...) En el Bautismo nos toma como de la mano, nos conduce por el camino que atraviesa el Mar Rojo de este tiempo y nos introduce en la vida eterna, en aquella verdadera y justa".

"En segundo lugar está el símbolo de la luz y del fuego.(...) Jesucristo ha tomado verdaderamente la luz del cielo y la ha traído a la tierra , la luz de la verdad y el fuego del amor que transforma el ser del hombre. Él ha traído la luz, y ahora sabemos quién es Dios y cómo es Dios. Así también sabemos cómo están las cosas respecto al hombre; qué somos y para qué existimos. Ser bautizados significa que el fuego de esta luz ha penetrado hasta lo más íntimo de nosotros mismos. Por esto, en la Iglesia antigua se llamaba también al Bautismo el Sacramento de la iluminación".

 El Santo Padre finalizó la homilía recordando que en  la Iglesia antigua existía la costumbre de que el Obispo o el sacerdote "después de la homilía exhortara a los creyentes exclamando: (...) Volveos ahora hacia el Señor. Eso significaba ante todo que ellos se volvían hacia el Este, en la dirección del sol naciente como señal del retorno de Cristo, (...) A esto se unía también otra exclamación (...) ¡Levantemos el corazón! fuera de la maraña de todas nuestras preocupaciones, de nuestros deseos, de nuestras angustias, de nuestra distracción- levantad vuestros corazones, vuestra interioridad".

 "Con ambas exclamaciones -concluyó- se nos exhorta de alguna manera a renovar nuestro Bautismo (...) Siempre tenemos que dirigirnos a Él, que es el Camino, la Verdad y la Vida (...)  Y siempre tenemos que dejar que nuestro corazón sea sustraído de la fuerza de gravedad, que lo atrae hacia abajo, y levantarlo interiormente hacia lo alto: en la verdad y el amor"
BXVI-SEMANA SANTA/SABADO SANTO/…    VIS 20080326 (890)


PERIODISTA EGIPCIO MUSULMAN BAUTIZADO POR EL PAPA

CIUDAD DEL VATICANO, 22 MAR 2008 (VIS).-El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, S.I., realizó este sábado por la tarde la siguiente declaración a los periodistas:

  "Durante la vigilia pascual de esta noche, el Santo Padre administrará el bautismo a 7 personas, 5 mujeres y 2 hombres provenientes de diversos países.

  "Como es tradicional, el Santo Padre administra normalmente el sacramento de Bautismo en dos circunstancias litúrgicas: en la fiesta del Bautismo del Señor, en la Capilla Sixtina, administra el Bautismo a un grupo de niños recién nacidos. En la vigilia pascual administra el Bautismo y los otros dos sacramentos de la iniciación cristiana (Confirmación y Comunión) a un grupo de adultos de diversas naciones y condiciones, que han recorrido el camino necesario de preparación espiritual y catequística, que en la tradición cristiana se llama "catecumenado".

  "Los catecúmenos que recibirán el Bautismo esta noche provienen de Italia, Camerún, China, Estados Unidos y Perú. Entre ellos se encuentra también Magdi Allam, periodista conocido, de origen egipcio, subdirector "ad personam" del diario "Corriere della Sera".

  "Para la Iglesia católica todas las personas que piden recibir el Bautismo después de un profundo discernimiento personal, una decisión plenamente libre y una adecuada preparación, tienen derecho a recibirlo.

  "Por su parte, el Santo Padre administra el Bautismo durante la liturgia pascual a los catecúmenos ahí presentes, sin "diferencia de persona", considerándolos a todos igualmente importantes ante el amor de Dios y bienvenidos en la comunidad de la iglesia".
OP/BAUTISMO/ALLAM                            VIS 20080326 (260)


VIERNES SANTO: PASION DEL SEÑOR Y VIA CRUCIS EN EL COLISEO

CIUDAD DEL VATICANO, 21 MAR 2008 (VIS).-A las 17,00 de hoy, Viernes Santo, el Papa presidió en la basílica vaticana la celebración de la Pasión del Señor. Como es tradicional, tras la lectura de la Pasión según San Juan, el padre Raniero Cantalamessa, O.F.M. Cap., predicador de la Casa Pontificia, pronunció la homilía. A continuación, tuvo lugar la oración universal, la adoración de la Santa Cruz y la Sagrada Comunión.

  A las 21,15, el Santo Padre se desplazó al Coliseo para presidir el Vía Crucis. Los textos de las meditaciones de este año han sido compuestos por el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, S.D.B., obispo de Hong Kong. Las persecuciones que sufre la Iglesia católica en varias partes del mundo fueron el hilo conductor de las meditaciones.

  En una noche fría y lluviosa, Benedicto XVI siguió la ceremonia desde la colina del Palatino y llevó la cruz al final de la última estación. Durante las otras trece estaciones la cruz fue portada por el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma; una religiosa de Burkina Faso, una familia romana, una mujer en silla de ruedas, dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y una joven china.

  Al terminar la ceremonia, el Santo Padre pronunció  unas palabras. "La Cruz -dijo- es la fuente de vida inmortal, es escuela de justicia y de paz, es patrimonio universal de perdón y de misericordia; es prueba permanente de un amor infinito que ha llevado a Dios a hacerse un hombre vulnerable como nosotros hasta morir crucificado".

  Tras poner de relieve que "por desgracia, los seres humanos no siempre son capaces de percibir la profundidad de este amor ilimitado de Dios por sus criaturas", el Papa subrayó que "para Él no hay diferencia de raza ni de cultura. Jesucristo ha muerto para liberar a la humanidad entera de la ignorancia de Dios, del círculo de odio y venganza, de la esclavitud del pecado. La Cruz nos hace hermanos".

  "Muchos, incluso en nuestra época -aseguró-, no conocen a Dios y no pueden encontrarlo en Cristo crucificado; son muchos los que buscan un amor y una libertad que excluye a Dios, muchos creen que no necesitan a Dios. Queridos amigos, después de haber vivido juntos la pasión de Jesús, dejemos esta noche que su sacrificio en la Cruz nos interpele; permitámosle poner en crisis nuestras certezas humanas; abrámosle el corazón: Jesús es la Verdad que nos hace libres para amar.¡No temamos! Muriendo, el Señor ha salvado a los pecadores, es decir, a todos nosotros".

  "Esta es la verdad del Viernes Santo -terminó-: en su cruz, el Redentor nos ha restituido la dignidad que nos pertenece, nos ha hecho hijos adoptivos de Dios, que nos creó a su imagen y semejanza".
BXVI-SEMANA SANTA/VIERNES SANTO/…               VIS 20080326 (400)


JUEVES SANTO: MISA DEL CRISMA Y EN LA CENA DEL SEÑOR


CIUDAD DEL VATICANO, 20 MAR 2008 (VIS).-Hoy, Jueves Santo, el Papa presidió a las 9,30 en la basílica vaticana la Misa del Crisma, que se celebra en este día en todas las iglesias catedrales del mundo. Concelebraron con el Santo Padre los cardenales, obispos y sacerdotes que se encuentran en Roma. Tras la homilía tuvo lugar la renovación de las promesas sacerdotales y la bendición del óleo de los catecúmenos, de los enfermos y el crisma.

  En la homilía, el Santo Padre afirmó que la misa del Crisma "nos exhorta a volver a repetir ese "sí" a la llamada de Dios, que pronunciamos en el día de nuestra ordenación sacerdotal".

  En el Antiguo Testamento, explicó, se describen las tareas que definen la esencia del ministerio sacerdotal: "estar ante el Señor" y "servir".

  El sacerdote, dijo, "debe estar en guardia frente a las potencias amenazadoras del mal. Debe tener al mundo despierto para Dios. Debe ser alguien que está de pie, erguido, frente a las corrientes del tiempo".

   "Estar ante el Señor debe ser siempre, en lo más profundo, hacerse cargo de los hombres ante el Señor que, a su vez, se hace cargo de todos nosotros ante el Padre. Y debe ser un hacerse cargo de El, de Cristo, de su palabra, de su verdad, de su amor".

  En segundo lugar, continuó, el sacerdote debe "servir"; en la celebración eucarística, "sirve", "realiza un servicio a Dios y un servicio a los hombres. El culto que Cristo rindió al Padre consistió en entregarse hasta el final por los hombres. El sacerdote debe integrarse en este culto, en este servicio".

  "De este modo, la palabra "servir", implica "la recta celebración de la liturgia y de los sacramentos en general, realizada con participación interior". En este contexto, subrayó que si los sacerdotes "tienen familiaridad con la Palabra de Dios, la aman y la viven, entonces, podrán explicarla de modo adecuado".

  El Santo Padre afirmó que "servir" significa también "cercanía, familiaridad", como la del siervo con su señor. "Esta familiaridad comporta también un peligro: que lo sagrado, con que nos encontramos continuamente, se convierta en rutina. Así se apaga el temor reverencial. Condicionados por todas las costumbres, no percibimos el hecho grande, nuevo, sorprendente, de que Él mismo esté presente, nos hable, se entregue a nosotros".

  Servir "significa sobre todo obediencia", añadió. "La tentación de la humanidad es siempre la de querer ser totalmente autónoma, seguir sólo la propia voluntad y considerar que sólo así seremos libres; que sólo gracias a una libertad sin límites el hombre sería completamente hombre, llegaría a ser divino. Pero así nos ponemos en el lado opuesto de la verdad". Sólo somos libres, advirtió, si "compartimos nuestra libertad con los demás" y "si obedecemos a la voluntad de Dios".

  Benedicto XVI concluyó haciendo hincapié en que los sacerdotes "no nos anunciamos a nosotros mismos, sino a Él y su Palabra. (...) Nuestra obediencia es creer con la Iglesia, pensar y hablar con la Iglesia, servir con ella".

  A las 17,30, Benedicto XVI presidió en la basílica de San Juan de Letrán la concelebración de la Misa en la Cena del Señor. A imitación del gesto del Señor con los Apóstoles, el Papa lavó los pies a doce sacerdotes. Durante la presentación de los dones, se entregó al Santo Padre una oferta para sostener el orfanato "La edad de oro" de La Habana (Cuba)

  Comentando en la homilía el gesto de Jesús que lava los pies a sus discípulos, el Papa habló de la necesidad de purificarnos interiormente, como condición para vivir la comunión con Dios y con los hermanos.

  "Día tras día -dijo- estamos como recubiertos de suciedad multiforme, de palabras vacías, de prejuicios, de sabiduría reducida y alterada; una múltiple falsedad se filtra continuamente en nuestro ser más íntimo. Todo esto ofusca y contamina nuestra alma, nos amenaza con la incapacidad ante la verdad o el bien. Si acogemos las palabras de Jesús con el corazón atento, éstas se revelan cómo verdadera limpieza y purificación del alma".

  El Santo Padre dijo que el Evangelio del lavatorio de los pies invita "a dejarnos siempre de nuevo lavar por esta agua pura, a ser capaces de la comunión con Dios y con los hermanos".

  "El don y el ejemplo, que encontramos en el relato del lavatorio de los pies, son característicos del cristianismo en general. El cristianismo no es una especie de moralismo, un simple sistema ético. (...) Es ante todo don: Dios se dona a nosotros; no nos da algo, sino El mismo. (...) Por eso, el acto central del ser cristianos es la Eucaristía".

  "Tenemos necesidad del "lavatorio de los pies", del lavatorio de los pecados de cada día, y por este motivo necesitamos confesar los pecados". En el sacramento de la Reconciliación "el Señor nos lava siempre de nuevo los pies sucios y nosotros podemos sentarnos a la mesa con Él".

  Benedicto XVI terminó poniendo de relieve que "a esto nos exhorta el Jueves Santo: a no dejar que el rencor hacia los demás se convierta en veneno del alma. Nos exhorta a purificar continuamente nuestra memoria, perdonándonos de corazón los unos a los otros, lavándonos los pies unos a otros, para poder dirigirnos todos juntos hacia el banquete de Dios".
BXVI-SEMANA SANTA/JUEVES SANTO/…             VIS 20080326 (890)


TRIDUO PASCUAL, LLAMAMIENTO POR LA SITUACIÓN EN EL TIBET


CIUDAD DEL VATICANO, 19 MAR 2008 (VIS).-La audiencia general de hoy, 19 de marzo, onomástico del Santo Padre, se celebró en dos momentos: a las 10,15, el Papa encontró en la basílica vaticana a 3.500 estudiantes que participan en el congreso internacional UNIV 2008 y posteriormente, en el Aula Pablo VI tuvo la catequesis y saludó a los peregrinos de varios países del mundo.

  Dirigiéndose a los jóvenes del UNIV, Benedicto XVI les animó a no tener miedo "de ser inconformistas, cuando sea necesario, en la universidad, en el colegio y en todas partes" y recordó que "ser amigos de Cristo y dar testimonio de El allí donde nos encontremos exige, además, el esfuerzo de ir contracorriente"

  En la audiencia posterior, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa habló sobre el significado del Triduo Pascual, en el que "se conmemora el evento central de nuestra Redención".

 El Jueves Santo, dijo, "la Iglesia hace memoria de la Última Cena, en la que el Señor, en la vigilia de su pasión y muerte, instituyó el sacramento de la Eucaristía, y el del sacerdocio ministerial. En esa misma noche, Jesús nos dejó el mandamiento nuevo, "mandatum novum", el mandamiento del amor fraterno".

  El Santo Padre señaló que el Viernes Santo "es la jornada que recuerda la pasión, crucifixión y muerte de Jesús" y en este día, los cristianos, además de meditar "en el gran misterio del mal y del pecado que oprimen a la humanidad", adoran la Santa Cruz.

  Refiriéndose al Sábado Santo, afirmó que "se caracteriza por un profundo silencio"; en espera del "gran acontecimiento de la Resurrección, los creyentes perseveran con María, rezando y meditando". Este día desemboca "en la Vigilia Pascual, que introduce en el domingo más importante de la historia, el domingo de la Pascua de Cristo. (...) En la oscuridad de la noche, con el fuego nuevo se enciende el cirio pascual, símbolo de Cristo que resucita glorioso".

  Al final de la audiencia, Benedicto XVI hizo un llamamiento por la situación en el Tibet. El Papa aseguró que sentía "tristeza y dolor frente al sufrimiento de tantas personas" y subrayó que "con la violencia no se resuelven los problemas, sino que se agravan". En este sentido, invitó a todos a unirse a su oración y pidió "a Dios Omnipotente, fuente de luz, que ilumine las mentes de todos y dé a cada uno la valentía de elegir el camino del diálogo y de la tolerancia".
AG/TRIDUO PASCUAL:TIBET/...                         VIS 20080326 (420)


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