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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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domingo, 19 de septiembre de 2010

BEATIFICACIÓN DEL CARDENAL JOHN HENRY NEWMAN

CIUDAD DEL VATICANO, 19 SEP 2010 (VIS).-Benedicto XVI se despidió esta mañana de la nunciatura apostólica de Londres y a las 8,30 emprendió el vuelo en helicóptero a Birmingham para celebrar la Misa de beatificación del cardenal John Henry Newman.

John Henry Newman, uno de los grandes intelectuales cristianos del siglo XIX, nació en 1801 en Londres. En búsqueda de espiritualidad desde su adolescencia, estudió teología en la Universidad de Oxford, donde también enseñó durante un tiempo, y se convirtió en pastor anglicano. Lideró el Movimiento de Oxford, que buscaba las raíces católicas de la fe en Inglaterra. En 1842, mientras escribía su “Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana” maduró su conversión al catolicismo. Fue admitido en la Iglesia Católica en 1845 y se ordenó sacerdote católico el 1 de junio de 1847 en Roma. Tras la ordenación sacerdotal, alentado por el Papa Pío IX, fundó el primer Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra. En 1851 fue nombrado rector de la Universidad Católica de Dublín, cargo que ejerció hasta 1854. El Papa León XIII le creó cardenal en 1879. Falleció en 1890 en el Oratorio de Edgbaston. Su proceso de beatificación comenzó en 1958 y Benedicto XVI aprobó en julio de 2009 el milagro que reconoce a Newman la intercesión por la curación del diácono Jack Sullivan, aquejado de una grave enfermedad en la columna vertebral.

El Santo Padre llegó al helipuerto de Birmingham a las 9,30 y desde allí se trasladó en automóvil a Cofton Park, en la localidad de Rednal, muy cerca del lugar de la sepultura del cardenal Newman. Después de saludar en papamóvil a los 70.000 presentes y de recibir el saludo del arzobispo de Birmingham, monseñor Bernard Longley, celebró la Santa Misa por la beatificación de John Henry Newman.

En su homilía, antes de referirse al nuevo beato, el Papa recordó que este domingo “representa también un momento significativo en la vida de la nación británica, al ser el día elegido para conmemorar el setenta aniversario de la Batalla de Bretaña. Para mí, que estuve entre quienes vivieron y sufrieron los oscuros días del régimen nazi en Alemania, es profundamente conmovedor estar con vosotros en esta ocasión, y poder recordar a tantos conciudadanos vuestros que sacrificaron sus vidas, resistiendo con tesón a las fuerzas de esta ideología demoníaca. (...) Setenta años después recordamos con vergüenza y horror el espantoso precio de muerte y destrucción que la guerra trae consigo, y renovamos nuestra determinación de trabajar por la paz y la reconciliación, donde quiera que amenace un conflicto”.

Pero, añadió, “existe otra razón, más alegre, por la cual este día es especial para Gran Bretaña, para el centro de Inglaterra, para Birmingham. Éste es el día en que formalmente el Cardenal John Henry Newman ha sido elevado a los altares y declarado beato”.

“Inglaterra tiene un larga tradición de santos mártires, cuyo valiente testimonio ha sostenido e inspirado a la comunidad católica local durante siglos. Es justo y conveniente reconocer hoy la santidad de de un confesor, un hijo de esta nación que, si bien no fue llamado a derramar la sangre por el Señor, jamás se cansó de dar un testimonio elocuente de Él a lo largo de una vida entregada al ministerio sacerdotal, y especialmente a predicar, enseñar y escribir. Es digno de formar parte de la larga hilera de santos y eruditos de estas islas, San Beda, Santa Hilda, San Aelred, el Beato Duns Scoto, por nombrar sólo a algunos”.

“El lema del Cardenal Newman, “Cor ad cor loquitur, “el corazón habla al corazón”, nos da la perspectiva de su comprensión de la vida cristiana como una llamada a la santidad, experimentada como el deseo profundo del corazón humano de entrar en comunión íntima con el Corazón de Dios. Nos recuerda que la fidelidad a la oración nos va transformando gradualmente a semejanza de Dios”.

“El Evangelio de hoy afirma que nadie puede servir a dos señores y el Beato John Henry, en sus enseñanzas sobre la oración, aclara cómo el fiel cristiano toma partido por servir a su único y verdadero Maestro, que pide sólo para sí nuestra devoción incondicional Newman nos ayuda a entender en qué consiste esto para nuestra vida cotidiana: nos dice que nuestro divino Maestro nos ha asignado una tarea específica a cada uno de nosotros, un “servicio concreto” confiado de manera única a cada persona concreta”.

“El servicio concreto al que fue llamado el Beato John Henry incluía la aplicación entusiasta de su inteligencia y su prolífica pluma a muchas de las más urgentes “cuestiones del día”. Sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, sobre el lugar vital de la religión revelada en la sociedad civilizada, y sobre la necesidad de una educación esmerada y amplia fueron de gran importancia, no sólo para la Inglaterra victoriana. Hoy también siguen inspirando e iluminando a muchos en todo el mundo”.

“Me gustaría rendir especial homenaje a su visión de la educación, que ha hecho tanto por formar el ethos que es la fuerza motriz de las escuelas y facultades católicas actuales. Firmemente contrario a cualquier enfoque reductivo o utilitarista, buscó lograr unas condiciones educativas en las que se unificara el esfuerzo intelectual, la disciplina moral y el compromiso religioso. El proyecto de fundar una Universidad Católica en Irlanda le brindó la oportunidad de desarrollar sus ideas al respecto, y la colección de discursos que publicó con el título “La Idea de una Universidad” sostiene un ideal mediante el cual todos los que están inmersos en la formación académica pueden seguir aprendiendo. (...) Hoy (...) pido para que, a través de su intercesión y ejemplo, todos los que trabajan en el campo de la enseñanza y de la catequesis se inspiren con mayor ardor en la visión tan clara que el nos dejó”.

Benedicto XVI recordó por último “la visión del ministerio pastoral bajo el prisma de la calidez y la humanidad” del cardenal Newman, que plasmó “en sus desvelos pastorales por el pueblo de Birmingham, durante los años dedicados al Oratorio que él mismo fundó, visitando a los enfermos y a los pobres, consolando al triste, o atendiendo a los encarcelados”.

“No sorprende que a su muerte -concluyó- tantos miles de personas se agolparan en las calles mientras su cuerpo era trasladado al lugar de su sepultura, a no más de media milla de aquí. Ciento veinte años después, una gran multitud se ha congregado de nuevo para celebrar el solemne reconocimiento eclesial de la excepcional santidad de este padre de almas tan amado”.

Finalizada la Santa Misa, el Papa rezó el Ángelus y saludó en especial “al pueblo de Sevilla, donde ayer fue beatificada la Madre María de la Purísima de la Cruz”, pidiendo que inspire a los jóvenes “a seguir su ejemplo de amor incondicional a Dios y al prójimo”.

Después recordó que “cuando el Beato John Henry Newman vino a vivir a Birmingham, dio el nombre de “Maryvale” a su primera casa en este lugar. El Oratorio que fundó está dedicado a la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. Y puso bajo el patrocinio de María, Sedes Sapientiae, la Universidad Católica de Irlanda. De muchas maneras, vivió su ministerio sacerdotal con un espíritu de devoción filial a la Madre de Dios.”.

El Papa dejó a las 12,40 Cofton Park para desplazarse en automóvil al Oratorio de San Felipe Neri en Birmingham, lugar de residencia del cardenal Newman desde su conversión hasta su muerte, el 19 de agosto de 1890. Benedicto XVI visitó la habitación del nuevo beato transformada en museo. Después se trasladó al Oscott College de Birmingham donde almorzó.

CONMOCION DEL PAPA POR VICTIMAS DE ABUSOS POR PARTE DEL CLERO

CIUDAD DEL VATICANO, 18 SEP 2010 (VIS).-La Oficina de Prensa de la Santa Sede emitió esta tarde el siguiente comunicado:

“El sábado 18 de septiembre, en la nunciatura apostólica de Londres, el Santo Padre se encontró con un grupo de personas víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del clero.

El Santo Padre se conmovió escuchando la historia de las víctimas y manifestó profundo dolor y vergüenza por sus sufrimientos y los de sus familias. Rezó con ellos y aseguró que la Iglesia Católica, mientras está implantando medidas eficaces para la protección de los jóvenes, está haciendo todo lo posible para verificar las acusaciones, colaborar con las autoridades y entregar a la justicia al clero y a los religiosos acusados de estos graves crímenes.

Como en otras ocasiones, el Papa rezó para que todas las víctimas de los abusos puedan curarse y reconciliarse y consigan superar las angustias pasadas y presentes con serenidad y esperanzas nuevas para el futuro”.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100919 (170)

EL PAPA PROPONE A LOS ANCIANOS EL EJEMPLO DE JUAN PABLO II

CIUDAD DEL VATICANO, 18 SEP 2010 (VIS).-A las 16,40 el Santo Padre se trasladó a la residencia de ancianos St. Peter, que dista 11 kms de la nunciatura apostólica. La institución, a cargo de las Hermanitas de los Pobres, alberga a 76 ancianos, entre ellos 9 sacerdotes y religiosos. Colaboran con las religiosas, que llegaron a Inglaterra en 1851, voluntarios y miembros de la Asociación Jeanne Jugan (1792-1879), la fundadora de la orden hoy presente en 32 países.

Benedicto XVI fue recibido por el arzobispo de Southwark, Peter Smith, el Capellán del centro, la Superiora Provincial de la Orden y las religiosas de la comunidad. Después se dirigió al salón de actos de la institución, donde le esperaban los residentes, a los que dirigió un discurso.

“La Iglesia -dijo el Papa- ha tenido siempre un gran respeto por los ancianos. El cuarto mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te ha mandado”, está unido a la promesa “que se prolonguen tus días y seas feliz en la tierra que el Señor tu Dios te da”. Esta obra de la Iglesia por los ancianos y enfermos no sólo les brinda amor y cuidado, sino que también Dios la recompensa con las bendiciones que promete a la tierra donde se observa este mandamiento. Dios quiere un verdadero respeto por la dignidad y el valor, la salud y el bienestar de las personas mayores y, a través de sus instituciones caritativas en el Reino Unido y otras partes, la Iglesia desea cumplir el mandato del Señor de respetar la vida, independientemente de su edad o circunstancias”.

“La vida es un don único, en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural, y Dios es el único para darla y exigirla. Puede que se disfrute de buena salud en la vejez; aun así, los cristianos no deben tener miedo de compartir el sufrimiento de Cristo, si Dios quiere que luchemos con la enfermedad”, subrayó. “Mi predecesor, el Papa Juan Pablo II, sufrió de forma muy notoria en los últimos años de su vida. Todos teníamos claro que lo hizo en unión con los sufrimientos de nuestro Salvador. Su buen humor y paciencia cuando afrontó sus últimos días fueron un ejemplo extraordinario y conmovedor para todos los que debemos cargar con el peso de la avanzada edad”.

“En este sentido, estoy entre vosotros no sólo como un padre, sino también como un hermano que conoce bien las alegrías y fatigas que llegan con la edad”, afirmó el Papa. “Nuestros largos años de vida nos ofrecen la oportunidad de apreciar, tanto la belleza del mayor don que Dios nos ha dado, el don de la vida, como la fragilidad del espíritu humano. A quienes tenemos muchos años se nos ha dado la maravillosa oportunidad de profundizar en nuestro conocimiento del misterio de Cristo, que se humilló para compartir nuestra humanidad”.

“A medida que el curso normal de nuestra vida crece, con frecuencia nuestra capacidad física disminuye; con todo, estos momentos bien pueden contarse entre los años espiritualmente más fructíferos de nuestras vidas. Estos años constituyen una oportunidad de recordar en la oración afectuosa a cuantos hemos querido en esta vida, y de poner lo que hemos sido y hecho ante la misericordia y la ternura de Dios. Ciertamente esto será un gran consuelo espiritual y nos permitirá descubrir nuevamente su amor y bondad en todos los días de nuestra vida”, concluyó el pontífice.

Finalizado el discurso, el Papa saludó a algunos ancianos y visitó a los enfermos en el primer piso del edificio. Después de firmar en el Libro de Honor de la residencia.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100919 (650)

ENCUENTRO CON RESPONSABLES PROTECCION MENORES EN AMBITOS ECLESIALES

CIUDAD DEL VATICANO, 18 SEP 2010 (VIS).-Después de visitar a los ancianos de la residencia St. Peter, el Santo Padre se encontró con un grupo de profesionales y responsables de la protección de los niños en ámbitos eclesiales.

“La Iglesia -dijo el Papa- tiene una larga tradición de cuidar a los niños desde su más temprana edad hasta la madurez, siguiendo el ejemplo del afecto de Cristo, que bendijo a los niños que le presentaban, y que enseñó a sus discípulos que, de quienes son como aquellos, es el Reino de los Cielos”.

“Vuestro trabajo, realizado en el marco de las recomendaciones formuladas en primer lugar por el Informe Nolan y sucesivamente por la Comisión Cumberlege, ha brindado una contribución vital a la promoción de ambientes seguros para los jóvenes. Esto ayuda a garantizar que las medidas de prevención adoptadas sean eficaces, que se mantengan con atención, y que todas las denuncias de abuso se traten con rapidez y justicia. En nombre de los muchos niños a quienes servís y de sus padres, permitidme que os dé las gracias por el buen trabajo que habéis realizado y que seguís realizando en este campo”.

“Es deplorable que, en neta contradicción con la larga tradición de la Iglesia de cuidar a los niños, éstos hayan sufrido abusos y malos tratos por parte de algunos sacerdotes y religiosos. Todos nos hemos concienciado mucho más de la necesidad de proteger a los niños, y vosotros sois una parte importante de la respuesta de amplio alcance que la Iglesia está dando a este problema”.

“Aunque nunca haya motivos para complacerse -observó el Santo Padre- se debe tomar acto de cuanto se ha hecho ya: hay que reconocer los esfuerzos de la Iglesia en este país y en otros lugares, especialmente en los últimos diez años, para garantizar la seguridad de niños y jóvenes y para mostrarles respeto a medida que se encaminan a la madurez. Rezo para que vuestro generoso servicio ayude a reforzar un clima de confianza y renovado compromiso con el bienestar de los niños, que son un don preciosísimo de Dios”.

Terminado el encuentro, Benedicto XVI se trasladó en papamóvil a Hyde Park para presidir la vigilia de oración por la beatificación del cardenal John Henry Newman
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100919 (360)

VIGILIA DE ORACION POR LA BEATIFICACION DEL CARDENAL NEWMAN

CIUDAD DEL VATICANO, 18 SEP 2010 (VIS).-Antes del comienzo de la vigilia de oración por la beatificación del cardenal John Henry Newman, el Papa recorrió en papamóvil los alrededores del Hyde Park, uno de los parques públicos más extensos de Londres (142 hectáreas), que estaba abarrotado de gente.

Después de las lecturas, el Santo Padre pronunció su discurso. “Nos hemos reunido aquí en esta vigilia de oración -dijo al inicio- para preparar la Misa de mañana, durante la que un gran hijo de esta nación, el cardenal John Henry Newman, será declarado beato. Cuántas personas han anhelado este momento, en Inglaterra y en todo el mundo. También es una gran alegría para mí, personalmente, compartir con vosotros esta experiencia. Como sabéis, durante mucho tiempo, Newman ha ejercido una importante influencia en mi vida y pensamiento, como también en otras muchas personas más allá de estas islas”.

Benedicto XVI se refirió a algunos aspectos de la vida de Newman, “que considero muy relevantes –afirmó- para nuestra vida como creyentes y para la vida de la Iglesia de hoy”.

“Newman siguió el curso de toda su vida a la luz de una poderosa experiencia de conversión que tuvo siendo joven. (…) Al final de su vida, Newman describe el trabajo de su vida como una lucha contra la creciente tendencia a percibir la religión como un asunto puramente privado y subjetivo, una cuestión de opinión personal. He aquí la primera lección que podemos aprender de su vida: en nuestros días, cuando un relativismo intelectual y moral amenaza con minar la base misma de nuestra sociedad, Newman nos recuerda que, como hombres y mujeres a imagen y semejanza de Dios, fuimos creados para conocer la verdad, y encontrar en esta verdad nuestra libertad última y el cumplimiento de nuestras aspiraciones humanas más profundas. En una palabra, estamos destinados a conocer a Cristo, que es “el camino, y la verdad, y la vida”.

El Papa puso de relieve que “la vida de Newman nos enseña también que la pasión por la verdad, la honestidad intelectual y la auténtica conversión son costosas. No podemos guardar para nosotros mismos la verdad que nos hace libres; hay que dar testimonio de ella. (…) En nuestro tiempo, el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado, pero a menudo implica ser excluido, ridiculizado o parodiado. Y, sin embargo, la Iglesia no puede sustraerse a la misión de anunciar a Cristo y su Evangelio como verdad salvadora, fuente de nuestra felicidad definitiva como individuos y fundamento de una sociedad justa y humana”.

“Por último, Newman nos enseña que si hemos aceptado la verdad de Cristo y nos hemos comprometido con él, no puede haber separación entre lo que creemos y lo que vivimos. Cada uno de nuestros pensamientos, palabras y obras deben buscar la gloria de Dios y la extensión de su Reino. Newman comprendió esto, y fue el gran valedor de la misión profética de los laicos cristianos. Vio claramente que lo que hacemos no es tanto aceptar la verdad en un acto puramente intelectual, sino abrazarla en una dinámica espiritual que penetra hasta la esencia de nuestro ser. Verdad que se transmite no sólo por la enseñanza formal, por importante que ésta sea, sino también por el testimonio de una vida íntegra, fiel y santa; y los que viven en y por la verdad instintivamente reconocen lo que es falso y, precisamente como falso, perjudicial para la belleza y la bondad que acompañan el esplendor de la verdad, veritatis splendor”.

Newman, continuó el Papa, “enseñó que la “bondadosa luz” de la fe nos lleva a comprender la verdad sobre nosotros mismos, nuestra dignidad como hijos de Dios y el destino sublime que nos espera en el cielo. (…) Sin la vida de oración, sin la transformación interior que se lleva a cabo a través de la gracia de los sacramentos, no podemos, en palabras de Newman, “irradiar a Cristo”; nos convertimos en (…) un mundo lleno de creciente ruido y confusión, lleno de falsos caminos que sólo conducen a angustias y espejismos”.

Haciendo hincapié en “el agudo realismo cristiano de Newman, el punto en que fe y vida inevitablemente se cruzan”, el Santo Padre señaló que “nadie que contemple con realismo nuestro mundo de hoy podría pensar que los cristianos pueden permitirse el lujo de continuar como si no pasara nada, haciendo caso omiso de la profunda crisis de fe que impregna nuestra sociedad, o confiando sencillamente en que el patrimonio de valores transmitido durante siglos de cristianismo seguirá inspirando y configurando el futuro de nuestra sociedad”.

“Sabemos que en tiempos de crisis y turbación Dios ha suscitado grandes santos y profetas para la renovación de la Iglesia y la sociedad cristiana; confiamos en su providencia y pedimos que nos guíe constantemente. Pero cada uno de nosotros, de acuerdo con su estado de vida, está llamado a trabajar por el progreso del Reino de Dios, infundiendo en la vida temporal los valores del Evangelio. Cada uno de nosotros tiene una misión, cada uno de nosotros está llamado a cambiar el mundo, a trabajar por una cultura de la vida, una cultura forjada por el amor y el respeto a la dignidad de cada persona humana”.

Dirigiéndose finalmente a los numerosos jóvenes presentes, el Papa dijo: “Cristo necesita familias para recordar al mundo la dignidad del amor humano y la belleza de la vida familiar. Necesita hombres y mujeres que dediquen su vida a la noble labor de educar, atendiendo a los jóvenes y formándolos en el camino del Evangelio. Necesita a quienes consagrarán su vida a la búsqueda de la caridad perfecta, siguiéndole en castidad, pobreza y obediencia y sirviéndole en sus hermanos y hermanas más pequeños. Necesita el gran amor de la vida religiosa contemplativa, que sostiene el testimonio y la actividad de la Iglesia con su oración constante. Y necesita sacerdotes, buenos y santos sacerdotes, hombres dispuestos a dar su vida por sus ovejas. Preguntadle al Señor lo que desea de vosotros. Pedidle la generosidad para decir sí. No tengáis miedo a entregaros completamente a Jesús. Él os dará la gracia que necesitáis para responder a su llamada”.

Benedicto XVI concluyó invitando a los jóvenes a acompañarle a Madrid en agosto de 2011 para participar en la Jornada Mundial de la Juventud. “Siempre es una magnífica ocasión para crecer en el amor a Cristo y animaros a una gozosa vida de fe junto a miles de jóvenes. Espero ver a muchos de vosotros allí”.

A continuación tuvo lugar la adoración del Santísimo Sacramento y la letanía del Sagrado Corazón. Después del rezo de la oración del cardenal Newman “Irradiating Christ” y el canto con sus palabras “Lead kindly light”, la vigilia prosiguió una vez que el Papa se trasladó a la nunciatura apostólica para cenar y pernoctar.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100919 (1150)
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