Inicio - VIS Vaticano - Recibir VIS - Contáctenos - Calendario VIS

El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

últimas 5 noticias

VISnews en Twitter Ver en YouTube

miércoles, 4 de enero de 2012

CELEBRAR LA NAVIDAD ES LLEVAR A LOS DEMÁS LA ALEGRÍA Y LUZ DE DIOS


CIUDAD DEL VATICANO, 4 ENE 2012 (VIS).-A las 10.30 de esta mañana comenzó, en el Aula Pablo VI del Vaticano, la audiencia general con el Santo Padre, en la que participaron unos 7.000 peregrinos de todo el mundo.

  Benedicto XVI dedicó su catequesis al misterio de la Natividad del Señor. El Papa señaló que la primera reacción que se experimenta ante la “extraordinaria acción de Dios que se hace Niño” es la  alegría. Se trata de un sentimiento “que nace del estupor del corazón al ver cómo Dios se acerca a nosotros, piensa en nosotros, cómo actúa en la historia, (…) nace al contemplar el rostro de aquel humilde Niño, porque sabemos que es el rostro de Dios. (…) La Navidad es alegría porque (…) Dios, que es el bien, la vida, la verdad del hombre, se rebaja hasta el hombre para elevarlo hasta Sí mismo: Dios se hace tan cercano que se puede ver y tocar”. Por ello, dijo el Papa, “la Navidad es el punto en el que Cielo y tierra se unen. (…) En aquel Niño, necesitado de todo (…), lo que Dios es –eternidad, fuerza, santidad, vida, alegría- se une a lo que nosotros somos –debilidad, pecado, sufrimiento, muerte-”.

  El Pontífice explicó que la teología y la espiritualidad de la Navidad usan la expresión “admirabile commercium” para describir este “admirable intercambio” entre la divinidad y la humanidad: “El primer acto de este maravilloso intercambio se opera en la humanidad misma de Cristo. El Verbo ha asumido nuestra humanidad, y, a cambio, la naturaleza humana ha sido elevada a la dignidad divina. Y así el sueño de la humanidad  comenzado en el paraíso terrenal –ser como Dios- se realiza de modo inesperado, no por la grandeza del hombre, que no puede hacerse Dios, sino por la humildad de Dios que desciende, entra así en nosotros (…) y nos eleva a la verdadera grandeza de su Ser. (…) El segundo acto del intercambio consiste en nuestra real e íntima participación en la naturaleza divina del Verbo. (…) La Navidad es la fiesta en la que Dios se acerca tanto al hombre que comparte el acto de nacer, para revelarle su dignidad más profunda: la de ser hijo de Dios”.

  Benedicto XVI quiso detenerse también en otro aspecto de la Navidad, representado por la luz: “La venida de Cristo disipa las tinieblas del mundo, llena la noche santa de un fulgor celeste y difunde sobre el rostro de los hombres el esplendor de Dios Padre, también hoy. (…) Después de haber hablado e intervenido en la historia mediante mensajeros y signos, Dios ha salido de su luz inaccesible para iluminar el mundo”. Cada cristiano ha de ser consciente de la misión y la responsabilidad de testimoniar y llevar al mundo la luz nueva del Evangelio. La Iglesia recibe la luz de Cristo “para ser iluminada por ella y difundirla en todo su esplendor. Y esto debe suceder también en nuestra vida personal”.

  “La Navidad es detenerse a contemplar el Niño, el misterio de Dios que se hace hombre en la humildad y la pobreza; pero es, sobre todo, acoger de nuevo en nosotros mismos ese Niño, que es Cristo Señor, para vivir de su misma vida, para hacer que sus sentimientos, sus pensamientos, sus acciones, sean nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones. Celebrar la Navidad es manifestar la alegría, novedad, la luz que este nacimiento ha llevado a nuestra existencia, para ser nosotros también portadores de la alegría, la verdadera novedad y la luz de Dios”.

  Terminada la catequesis, el Santo Padre saludó a los peregrinos en diversos idiomas, agradeció la participación en la audiencia de diversos grupos musicales que animaron la celebración y bendijo a los presentes.
AG/                                                                                         VIS 20120104 (620)

MENSAJE DEL PAPA PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO


CIUDAD DEL VATICANO, 4 ENE 2012 (VIS).-Ayer se hizo público el mensaje escrito por el Santo Padre con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el próximo 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes. El mensaje está fechado en el Vaticano el 20 de noviembre de 2011, solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Lleva por título las palabras de Jesús al leproso que le agradeció su curación: “Levántate y vete: tu fe te ha salvado” (Lc 17,19).

  Ofrecemos a continuación algunos fragmentos del mensaje:

  “Deseo reiterar mi cercanía espiritual a todos los enfermos (...), expresando a cada uno la solicitud y el afecto de toda la Iglesia. Acogiendo con generosidad y amor cada vida humana, sobre todo la de los débiles y los enfermos, el cristiano expresa un aspecto esencial de su testimonio evangélico siguiendo el ejemplo de Cristo, que se inclinó sobre los sufrimientos materiales y espirituales del hombre para sanarlos”.

  “Este año (…) quisiera poner el acento en los ‘sacramentos de curación’, es decir, en el sacramento de la penitencia y la reconciliación, y en el de la unción de los enfermos, que culminan de manera natural en la comunión eucarística”.

  “El encuentro de Jesús con los diez leprosos, descrito en el Evangelio de san Lucas, (…) ayuda a tomar conciencia de la importancia de la fe para quienes, agobiados por el sufrimiento y la enfermedad, se acercan al Señor. En el encuentro con Él pueden experimentar realmente que quien cree no está nunca solo. En efecto, Dios, por medio de su Hijo, no nos abandona en nuestras angustias y sufrimientos, sino que está junto a nosotros, nos ayuda a llevarlas y desea curar nuestro corazón en lo más profundo”.

  “La fe del único leproso que (…) regresa enseguida junto a Jesús, para manifestarle su reconocimiento, deja entrever que la salud recuperada es signo de algo más precioso que la simple curación física, es signo de la salvación que Dios nos da a través de Cristo, y que se expresa con las palabras de Jesús: ‘Tu fe te ha salvado’. Quien invoca al Señor en medio del sufrimiento y la enfermedad, puede estar seguro de que Su amor no le abandona nunca, y de que el amor de la Iglesia, que continúa en el tiempo su obra de salvación, nunca le faltará. La curación física, expresión de la salvación más profunda, revela así la importancia que el hombre, en su integridad de alma y cuerpo, tiene para el Señor. (…) El binomio entre salud física y renovación del alma lacerada nos ayuda, pues,  a comprender mejor los ‘sacramentos de curación’”.

  “El sacramento de la penitencia (…) nos restituye a la gracia de Dios y nos une a Él con profunda amistad. (…) Dios, ‘rico en misericordia’, como el padre de la parábola evangélica, no cierra el corazón a ninguno de sus hijos, sino que los espera, los busca. (…) El momento del sufrimiento, en el cual podría surgir la tentación de abandonarse al desaliento y a la desesperación, puede transformarse en tiempo de gracia para recapacitar y, como el hijo pródigo de la parábola, reflexionar sobre la propia vida, reconociendo los errores y fallos, sentir la nostalgia del abrazo del Padre y recorrer el camino de regreso a casa. Él, con su gran amor vela siempre y en cualquier circunstancia sobre nuestra existencia y nos espera, para ofrecer a cada hijo que vuelve a Él, el don de la plena reconciliación y de la alegría”.

  “De la lectura del Evangelio emerge, claramente, que Jesús ha mostrado siempre una especial predilección por los enfermos. Él no sólo ha enviado a sus discípulos a curar las heridas, sino que también ha instituido un sacramento específico: la unción de los enfermos. (…) Con ella, acompañada con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado, para que alivie sus penas y los salve”. (…)

  “Este sacramento merece hoy una mayor consideración, tanto en la reflexión teológica como en la acción pastoral con los enfermos. Valorizando los contenidos de la oración litúrgica que se adaptan a las diversas situaciones humanas unidas a la enfermedad, y no sólo cuando se ha llegado al final de la vida, la unción de los enfermos no debe ser considerada como ‘un sacramento menor’ respecto a los otros. La atención y el cuidado pastoral hacia los enfermos es, por un lado, señal de la ternura de Dios con los que sufren; y por otro lado, beneficia espiritualmente a los sacerdotes y a toda la comunidad cristiana, ya que todo lo que se hace con el más pequeño, se hace con el mismo Jesús”.

  (…) “Los ‘sacramentos de la curación’ (…) son medios preciosos de la gracia de Dios, que ayudan al enfermo a conformarse, cada vez con más plenitud, con el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Junto a estos dos sacramentos, quisiera también subrayar la importancia de la Eucaristía. Cuando se recibe en el momento de la enfermedad, contribuye de manera singular a realizar esta transformación, asociando a quien se nutre con el Cuerpo y la Sangre de Jesús al ofrecimiento que Él ha hecho de sí mismo al Padre para la salvación de todos. La comunidad eclesial, y en particular la comunidad parroquial, ha de asegurar la posibilidad de acercarse con frecuencia a la comunión sacramental a quienes, por motivos de salud o de edad, no pueden ir a los lugares de culto. (…) La eucaristía, sobre todo como viático, es –según la definición de san Ignacio de Antioquia– ‘fármaco de inmortalidad, antídoto contra la muerte’, sacramento del paso de la muerte a la vida, de este mundo al Padre”. (…)

  “El tema de este Mensaje para la XX Jornada Mundial del Enfermo, ‘Levántate y vete; tu fe te ha salvado’, se refiere también al próximo Año de la fe, que comenzará el 11 de octubre de 2012. (…) Deseo animar a los enfermos y a los que sufren a encontrar siempre en la fe un ancla segura, alimentada por la escucha de la palabra de Dios, la oración personal y los sacramentos, a la vez que invito a los pastores a estar más disponibles a celebrarlos para los enfermos”. (…)  Que los sacerdotes se muestren llenos de alegría, atentos con los más débiles, los sencillos, los pecadores, manifestando la infinita misericordia de Dios con las confortadoras palabras de la esperanza”.

  “A todos los que trabajan en el mundo de la salud, y a las familias que en sus propios miembros ven el rostro del Señor Jesús que sufre, renuevo mi agradecimiento y el de la Iglesia”.

  “María, Madre de Misericordia y Salud de los Enfermos, (…) acompañe y sostenga la fe y la esperanza de cada persona enferma que sufre en el camino de curación de las heridas del cuerpo y del espíritu. (…) Os aseguro mi recuerdo en la oración, mientras imparto a cada uno una especial Bendición Apostólica”.
MESS/                                                VIS 20120104 (1.170)

OTROS ACTOS PONTIFICIOS


CIUDAD DEL VATICANO, 4 ENE 2012 (VIS).-El Santo Padre:

-Ha nombrado al Obispo Cirilo Flores como Obispo Coadjutor de San Diego (superficie: 22.942; población: 3.118.990; católicos: 981.211; sacerdotes: 319; religiosos: 384; diáconos permanentes: 114), en los Estados Unidos. Ha sido hasta ahora Auxiliar de Orange (California, EE.UU.).

-Ha aceptado la renuncia al oficio de Auxiliar de la archidiócesis de Los Angeles (EE.UU.) presentada por el Obispo Gabino Zavala, en conformidad con los cánones 411 y 401, párrafo 2, del Código de Derecho Canónico.
NEC:RE/                                  VIS 20120104 (60)
Copyright © VIS - Vatican Information Service