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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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martes, 17 de abril de 2012

HOMILÍA DEL PAPA EN EL DÍA DE SU CUMPLEAÑOS


Ciudad del Vaticano, 17 abril 2012 (VIS).- Ayer por la mañana, en la Capilla Paolina del Palacio Apostólico, tuvo lugar una Santa Misa de Acción de Gracias por los dos aniversarios que el Santo Padre celebra esta semana: su cumpleaños (ayer, 16 de abril, 85 años) y su elección al solio pontificio hace siete años (el 19 de abril). A la Misa asistieron los miembros del colegio cardenalicio y una amplia representación del episcopado de la tierra natal de Benedicto XVI.

En su homilía, el Papa recordó que, en el día de su nacimiento y de su bautismo, la liturgia de la Iglesia ha colocado tres hitos que, dijo, “me indican a dónde lleva el camino y que me ayudan a encontrarlo”: la memoria de santa Bernadette Soubirous, la vidente de Lourdes; la de San Benedicto José Labre; y, el Sábado Santo, que en el año de su nacimiento fue el 16 de abril.

Santa Bernadette, crecida en medio de una pobreza “difícilmente imaginable (…) sabía mirar con corazón puro y genuino. María le indica un manantial, (…) agua pura e incontaminada, agua que es vida, que da pureza y salud. (…) Pienso que podemos considerar este agua como una imagen de la verdad que nos viene al encuentro en la fe: la verdad incontaminada. (…) Esta pequeña santa ha sido siempre para mí un signo que me ha indicado de dónde procede el agua viva que necesitamos -el agua que nos purifica y da la vida-, y un signo de cómo deberíamos ser: con todo el saber y todas las capacidades, que son necesarias, no debemos perder (...) la mirada simple del corazón, capaz de ver lo esencial; debemos rogar al Señor para que podamos conservar siempre la humildad que permite al corazón ver lo que es simple y esencial, la belleza y la bondad de Dios, y encontrar así el manantial del que brota el agua que da la vida y purifica”.

El Papa recordó a continuación que Benedicto José Labre, que vivió en el siglo XVIII, “fue un santo un tanto particular que, mendigando, peregrinó de un santuario a otro y no quiso hacer otra cosa que rezar, y con ello dar testimonio de lo que cuenta de verdad en esta vida: Dios. (…) Nos muestra que (…) más allá de lo que puede haber en este mundo, más allá de nuestras necesidades y capacidades, lo esencial, es conocer a Dios. Él solo basta”. La vida del santo, que recorrió toda Europa viajando santuario en santuario, “hace evidente que quien se abre a Dios no se aleja del mundo y de los hombres, sino que encuentra hermanos; (…) solo Dios puede eliminar las fronteras, porque gracias a Él somos todos hermanos”.

Por último -continuó Benedicto XVI- está el Misterio Pascual. El día en que nací, gracias a la atención de mis padres, renací también en el agua y en el Espíritu (...) La vida biológica de por sí es un don, y sin embargo está rodeada por una gran pregunta. Se convierte en un don verdadero sólo si, junto con ella, hay una promesa que es más fuerte que cualquier desventura que nos amenace, si se sumerge en una fuerza que asegura que es bueno ser hombre, que para esta persona es un bien cualquier cosa que el futuro traiga. Por lo tanto, al nacimiento se asocia el renacimiento, la certeza de que, en verdad, es bueno existir, porque la promesa es más fuerte que la amenaza. Este es el sentido de la regeneración por el agua y el Espíritu (…) Ahora, el renacimiento se nos da en el bautismo, pero tenemos que seguir creciendo en la fe, tenemos que seguir dejándonos sumergir en la promesa de Dios para nacer realmente de nuevo en la grande y nueva familia de Dios, que es más fuerte que todas las debilidades y todas las potencias negativas que nos amenazan”.

El dia que me bautizaron (…) era Sábado Santo. Entonces se solía anticipar la Vigilia Pascual a la mañana, a la que habría seguido todavía la oscuridad del Sábado Santo sin el Aleluya. Me parece que esta singular paradoja, esta anticipación singular de la luz en un día oscuro, puede ser casi una imagen de la historia de nuestros tiempos. Por un lado, todavía permanecen el silencio de Dios y su ausencia; pero en la resurrección de Cristo está ya la anticipación del 'sí' de Dios; y, basándonos en esta anticipación, vivimos y a través del silencio de Dios, escuchamos su palabra, y por medio de la oscuridad de su ausencia entrevemos su luz. La anticipación de la resurrección en medio de una historia que evoluciona es la fuerza que nos muestra el camino y que nos ayuda a seguir adelante”.

Me encuentro en la recta final del viaje de mi vida y no sé qué me espera -concluyó el Papa-. Sé, sin embargo, que la luz de Dios existe, que Él ha resucitado, que su luz es más fuerte que cualquier oscuridad; que la bondad de Dios es más fuerte que cualquier mal de este mundo. Y esto me ayuda a seguir adelante con seguridad. Esto nos ayuda a seguir adelante, y en esta hora doy las gracias a todos aquellos que constantemente me hacen sentir el 'sí' de Dios a través de su fe”.

CONSTANTINO EL GRANDE. RELIGION Y ESTADO EN LOS ALBORES DE EUROPA


Ciudad del Vaticano, 17 abril 2012 (VIS).-”Constantino el Grande. Las raíces de Europa” es el título del congreso internacional de estudios que tendrá lugar del 18 al 21 de abril en el Vaticano. El evento está organizado por el Comité Pontificio de Ciencias Históricas, con motivo del 1700 aniversario de la batalla de Ponte Milvio y de la conversión del emperador Constantino.

Esta mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, han presentado el congreso el padre Bernard Ardura, O. Praem., Presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas; Claire Sotinel, profesora de Historia romana en la Universidad de Paris-Créteil y miembro de l'Ecole Française de Roma; y Giovanni Maria Vian, director del diario L’Osservatore Romano.

Estas jornadas de estudio -ha explicado el padre Ardura- son el fruto de la provechosa cooperación científica con instituciones culturales de alto nivel: el Archivo Secreto y la Biblioteca Apostólica Vaticana, el Consejo Nacional de Investigaciones, la Biblioteca Ambrosiana, la Universidad Católica del Sagrado Corazón y la Universidad Estatal de Milán; con la cooperación y la aportación de la Delegación de la Unión Europea ante la Santa Sede, el Consejo Regional del Lacio y la Universidad Pontificia Lateranense”.

El congreso es el primero de un díptico que se completará en 2013 en Milán con motivo del 1700 aniversario de la promulgación del Edicto de Milán, que estableció la libertad de religión en el Imperio romano dando fin a las persecuciones contra ciertos grupos religiosos, especialmente los cristianos. Mientras el congreso de 2013 se ocupará de la denominada “revolución constantiniana”, el de Roma abordará el contexto en que vivió Constantino y las relaciones entre cristianos e imperio romano antes del 313. Los expertos, dijo Ardura “discutirán sobre las relaciones entre religión y Estado, sobre la idea de libertad religiosa en el Imperio y sobre la religión desde el punto de vista del emperador y del Senado romano”.

Un tema clave será la conversión y el bautismo de Constantino y su actitud hacia los cristianos tras la batalla del Puente Milvio, que tuvo lugar el 28 de octubre de 312 y en la que pereció su rival, Majencio. Los historiadores cristianos de esta época y posteriores, influidos por el relato de Eusebio de Cesarea, vieron en la victoria de Constantino una intervención divina.

La batalla no fue un evento de gran relieve desde el punto de vista propiamente estratégico y militar -afirmó Ardura- pero asumió rápidamente el papel de símbolo fundador de un mundo nuevo, nacido del encuentro de Constantino con el cristianismo. Efectivamente, (…) estaba a punto de concluir la era de las persecuciones imperiales contra los cristianos, para favorecer la evangelización del entero imperio, esbozando el perfil de Europa occidental y balcánica. Una Europa en que florecieron los valores de dignidad humana, de cooperación entre religión y Estado, de libertad de conciencia, de religión y de culto. Ciertamente, estos hechos, que pasarán a formar parte del patrimonio humanista y cultural de Europa, necesitarán muchos siglos para alcanzar la madurez, pero están ya todos 'in nuce' en la 'revolución constantiniana' y, por tanto, en la batalla del Puente Milvio”.

Por su parte, Claire Sotinel subrayó que un análisis histórico, atento y crítico, “hace posible comprender lo que sucedió tras la batalla del Puente Milvio, para ayudarnos a reflexionar, en el siglo XXI, sobre cuestiones importantes como las interacciones entre religión y poder político, la constitución de un horizonte religioso plural, la posibilidad de convivencia entre religiones diversas y muchas otras cosas”.



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