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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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jueves, 24 de abril de 2014

EL PAPA RECIBE AL PRIMER MINISTRO DE ALBANIA

Ciudad del Vaticano, 24 abril 2014 (VIS).- El Papa Francisco ha recibido esta mañana en el Palacio Apostólico Vaticano, al Primer Ministro de Albania, Edi Rama, quien posteriormente se reunió con el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por el arzobispo Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados.

Durante las conversaciones, transcurridas en una atmósfera de cordialidad, se han constatado las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y la República de Albania y se han abordado temas de interés común, como las relaciones entre la comunidad eclesial y la civil, o el diálogo interreligioso y la contribución de la Iglesia al bien común de la sociedad albanesa. Más tarde se ha hablado de las principales cuestiones regionales y del camino de Albania hacia la plena integración en la Unión Europea.

DECLARACION DEL DIRECTOR DE LA OFICINA DE PRENSA DE LA SANTA SEDE

El Padre Federico Lombardi, S.I. Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha efectuado esta mañana la siguiente declaración:

''En el ámbito de las relaciones personales pastorales del Papa Francisco ha habido diversas llamadas de teléfono.

Como no se trata absolutamente de la actividad pública del Papa no hay que esperar informaciones o comentarios por parte de la Oficina de Prensa.

Las noticias difundidas sobre esa materia -ya que están fuera del ámbito propio de las relaciones personales- y su amplificación mediática no tienen por lo tanto confirmación alguna de fiabilidad y son fuente de malentendidos y confusión.

Por lo tanto hay que evitar deducir de esta circunstancia consecuencias relativas a la enseñanza de la Iglesia''.

BUDISTAS Y CRISTIANOS: PROMOVAMOS EL CRECIMIENTO DE LA FRATERNIDAD

Ciudad del Vaticano, 24 abril 2014 (VIS).- El cardenal Jean-Louis Tauran y el Padre Miguel Angel Ayuso Guixot, MCCJ, respectivamente presidente y secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso firman el mensaje que, con motivo de la festividad de Vesakh, ese dicasterio dirige anualmente a los seguidores del budismo.

Vesakh es la principal festividad budista que recuerda los tres momentos fundamentales de la vida de Gautama Buda. Según la tradición, el Buda histórico nació, obtuvo la iluminación y desapareció alcanzando el Nirvana durante la luna llena del mes de mayo. Es, por lo tanto, una festividad móvil según los diferentes países. En estos días los seguidores del budismo decoran sus hogares con flores y los perfuman con incienso, visitan los templos locales, escuchan las enseñanzas de los monjes y les ofrecen dones.

El mensaje de este año se titula:''Budistas y cristianos: promovamos juntos el crecimiento de la fraternidad. Ofrecemos amplios extractos del texto:

Nuestra felicitación se inspira este año en el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz, de 2014, titulado '' La Fraternidad, fundamento y camino a la Paz", en el que se señala que 'la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. La viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera'.

Vuestra tradición religiosa inspira la convicción de que las relaciones amistosas , el diálogo , el intercambio de regalos, y el intercambio armonioso y respetuoso de puntos de vista conducen a una actitud de bondad y de amor, que a su vez genera relaciones auténticas y fraternas. También estáis convencidos de que las raíces de todos los males sean la ignorancia y la incomprensión que nacen de la codicia y del odio y que , a su vez , destruyen los lazos de hermandad . Desafortunadamente, 'el egoísmo cotidiano, que está en el fondo de tantas guerras e injusticias' nos impide ver a los otros 'como seres hechos para la reciprocidad, para la comunión y para el don.”

Nosotros, los budistas y los cristianos vivimos en un mundodemasiado a menudo desgarrado por la opresión, el egoísmo, el tribalismo, la rivalidad étnica, la violencia y el fundamentalismo religioso; un mundo donde se trata al ''otro " se trata como a un ser inferior, una no-persona , o alguien a quien temer y, si es posible, eliminar. Sin embargo, estamos llamados, en espíritu de cooperación con otros peregrinos y con las personas de buena voluntad a respetar y defender nuestra humanidad común en los diversos contextos socio- económicos, políticos y religiosos. Basándonos en nuestras diferentes creencias religiosas, estamos llamados , en particular , a ser francos en la denuncia de todos los males sociales que perjudican a la fraternidad ; a ser cuidadores que ayudan a otros a crecer en la generosidad desinteresada, y a ser reconciliadores que derriban los muros de división y promueven en la sociedad una verdadera fraternidad entre personas y grupos.

Asistimos en el mundo de hoy al crecimiento del sentido de nuestra humanidad común y de una búsqueda global de un mundo más justo, pacífico y fraternal. Pero la realización de estas esperanzas dependen del reconocimiento de valores universales. Esperamos que el diálogo interreligioso, reconociendo los principios fundamentales de la ética universal, contribuya a promover un sentido renovado y profundo de la unidad y la fraternidad entre todos los miembros de la familia humana. En realidad, "cada uno de nosotros está llamado a ser un artesano de la paz, uniendo y no dividiendo, apagando el odio y no conservándolo, abriendo canales de diálogo y no alzando nuevos muros. Dialogar, encontrarnos para instaurar en el mundo la cultura del diálogo la cultura del encuentro''.

Para construir un mundo fraterno , es vital que aunemos nuestras fuerzas para educar a las personas ,especialmente los jóvenes , a buscar la fraternidad, a vivir en fraternidad y tener el coraje para construir la fraternidad. Rezamos para que la celebración de Vesakh sea una oportunidad para redescubrir y promover de nuevo la hermandad , sobre todo en nuestras sociedades divididas''.

FRANCISCO: NO BUSQUÉIS ENTRE LOS MUERTOS AL QUE ESTÁ VIVO ENTRE NOSOTROS

Ciudad del Vaticano, 23 abril 2014 (VIS).- ''¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?'' Con esta pregunta, el Santo Padre ha iniciado la primera catequesis tras la Semana Santa y en la festividad de San Jorge, su onomástica. Francisco ha recordado que ''muchas veces buscamos la vida entre las cosas muertas, entre las cosas que no pueden dar vida, entre las cosas que hoy están y mañana ya no''.

El Papa ha reiterado que esta pregunta nos ayuda ''cuando nos encerramos en cualquier forma de egoísmo o auto complacencia; cuando nos dejamos seducir por los poderes terrenales y por las cosas de este mundo, olvidando a Dios y al prójimo; cuando ponemos nuestra confianza en las vanidades del mundo, en el dinero, en el éxito -y que al igual que para Tomás y María Magdalena, e incluso para los discípulos de Emaús que no reconocieron al Señor, también para nosotros ''no es fácil abrirnos a Jesús, no es obvio aceptar la vida del Resucitado y su presencia entre nosotros''.

''Esta pregunta -ha continuado el Papa- nos ayuda a superar la tentación de mirar hacia atrás y nos empuja hacia el futuro. Hoy se nos plantea a nosotros este interrogante: ''¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú que te cierras en ti mismo después de un fracaso? ¿Tú que ya no tienes fuerzas para rezar? ¿Tú que te sientes solo, abandonado por tus amigos, e incluso también por Dios? ¿Tú que has perdido la esperanza, y que te sientes encarcelado por tus pecados? ¿Tú que aspiras a la belleza, la perfección espiritual, la justicia, la paz?''.

''Necesitamos repetirnos y recordarnos los unos a los otros la advertencia del ángel -ha concluido Francisco- porque hace que salgamos de nuestros momentos de tristeza y nos abre a los horizontes de la alegría y de la esperanza. Esa esperanza que aparta las piedras de los sepulcros y nos alienta a anunciar la Buena Nueva, capaz de generar vida nueva para los demás. ¡No busquéis en sepulcros que prometen y luego no ofrecen nada!''.

PREOCUPACIÓN DEL PAPA POR LAS PERSONAS QUE PIERDEN SU TRABAJO

Ciudad del Vaticano, 23 abril 2014 (VIS).- Al finalizar la audiencia general, el Santo Padre lanzó un llamamiento por los trabajadores de la fábrica Lucchini en la localidad italiana de Piombino, que hace pocos días cerró a causa de la crisis dejando sin trabajo a sus empleados. Francisco les ha pedido que no se desesperen y ha añadido que ''cuando se apaguen las esperanzas humanas mantengan siempre encendida la esperanza divina que nunca decepciona''. A los responsables, en cambio, les ha instado a esforzarse creativa y generosamente ''para reavivar la esperanza en los corazones de nuestros hermanos y en los de todos los desempleados que padecen de las consecuencias del despilfarro y de la crisis económica. ¡Por favor, -ha dicho- abrid los ojos y no os quedéis con los brazos cruzados!''.

TOMA DE POSESIÓN CARDENALICIA

Ciudad del Vaticano, 24 abril 2014 (VIS).-La Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice informa de que el domingo 27 de abril, a las 18.00, el cardenal Philippe Nakellentuba Ouédrago, arzobispo de Ouagadougou (Burkina Faso) tomará posesión del título de Santa Maria Consolatrice al Tiburtino (Via de Casal Bertone, 80).

AUDIENCIAS

Ciudad del Vaticano, 24 abril 2014 (VIS).- El Santo Padre ha recibido en audiencias separadas:

-Quince prelados de la Conferencia Episcopal de Sudáfrica en visita ''ad Limina'':

-Mons. Jabulani Adatus Nxumalo, arzobispo de Bloemfontaine.

-Mons. Jan de Groef, obispo de Bethlehem.

-Mons. Edward Gabriel Risi, obispo de Keimoes-Upington.

-Mons. Abel Gabuza, obispo de Kimberley.

-Mons. Peter John Holiday, obispo de Kroonstad.

-Mons. Stephen Brislin, arzobispo de Cape Town.

-Mons. Michael Würsternberg, obispo de Aliwal.

-Mons. Adam Leszek Musialek, obispo de De Aar.

-Mons. Francisco Fortunato De Gouveia, obispo de Oudtshoorn.

-Mons.Vincent Mduduzi Zungu, obispo de Port Elizabeth.

-Mons. Dabula Anton Mpako, obispo de Queenstown.

-Cardenal Wilfrid Fox Napier, arzobispo de Durban, con el obispo auxiliar mons. Barry Alexander Anthony Wood.

-Mons. Thomas Graham Rose, obispo de Dundee.

-Obispo Lazar You Heung-sik, de Daejeon (Corea).

-Cardenal Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación para el Clero.

ACTOS PONTIFICIOS

Ciudad del Vaticano, 24 abril 2014 (VIS).- El viernes 18 de abril, el Santo Padre aceptó la renuncia del reverendo Dom Umberto Beda Paluzzi, O.S.B., al gobierno pastoral de la Abadía territorial de Montevergine en Italia, en conformidad con el canon 401 párrafo 2 del C.I.C.

El jueves 17 de abril nombró:

-Reverendo José Augusto Traquina Maria, como obispo auxiliar del Patriarcado de Lisboa (superficie 3.735, población 2.237.000, católicos 1.871.000, sacerdotes 551, religiosos 1.516, diáconos permanentes 86) en Portugal. El obispo electo nació en 1954 en Alcobaca (Portugal) y fue ordenado sacerdote en 1985. Es licenciado en Teología por la Universidad Católica Portuguesa. Durante su ministerio pastoral ha sido entre otras cosas: párroco de varias parroquias, canónico de la catedral de Lisboa, vicario, coordinador del Secretariado permanente del Consejo presbiteral diocesano y director espiritual.

-Reverendo José Trinidad Fernández Angulo, como obispo auxiliar de Caracas (superficie 991, población 4.644.000, católicos 3.960.000, sacerdotes 490, religiosos 1.597, diáconos permanentes 9) en Venezuela. El obispo electo nació en 1964 en Mérida (Venezuela) y fue ordenado sacerdote en 1989. Es licenciado en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma. Durante su ministerio pastoral ha sido entre otras cosas: director de estudios, subdirector de varios seminarios y profesor.

-Reverendo Can. Francisco José Villas-Boas Senra de Faria Coelho, como obispo auxiliar de Braga (superficie 2.857, población 964.800, católicos 886.700, sacerdotes 465, religiosos 676, diáconos permanentes 12) en Portugal. El obispo electo nació en 1961 en Mozambique y fue ordenado sacerdote en 1986. Ha estudiado Teología, Filosofía y es licenciado en Historia Eclesiástica por la Universidad Gregoriana de Roma. En 2008 se doctoró en Eclesiástica por la Phoenix International University en Estados Unidos. Durante su ministerio sacerdotal ha sido entre otras cosas: profesor de Teología, director espiritual, canónico de catedral, párroco y asistente religioso.

ESPECIAL SEMANA SANTA:

MISA DEL CRISMA:UNGIDOS CON OLEO DE ALEGRÍA

Ciudad del Vaticano, 17 de abril 2014 (VIS).-Esta mañana, a las 9.30 en la Basilica Vaticana, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa del Crisma, que se celebra hoy, Jueves Santo, en todas las iglesias catedrales. El Santo Padre ha concelebrado con los cardenales, obispos y presbíteros (diocesanos y religiosos) presentes en Roma. Durante la celebración eucarística, los sacerdotes han renovado las promesas hechas el día de su ordenación y a continuación se ha procedido a la bendición del óleo de los enfermos, del óleo de los catecúmenos y del crisma. Después de la proclamación del evangelio, el Obispo de Roma, ha pronunciado la siguiente homilía:

''En el Hoy del Jueves Santo, en el que Cristo nos amó hasta el extremo hacemos memoria del día feliz de la Institución del sacerdocio y del de nuestra propia ordenación sacerdotal. El Señor nos ha ungido en Cristo con óleo de alegría y esta unción nos invita a recibir y hacernos cargo de este gran regalo: la alegría, el gozo sacerdotal. La alegría del sacerdote es un bien precioso no sólo para él sino también para todo el pueblo fiel de Dios: ese pueblo fiel del cual es llamado el sacerdote para ser ungido y al que es enviado para ungir.

Ungidos con óleo de alegría para ungir con óleo de alegría. La alegría sacerdotal tiene su fuente en el Amor del Padre, y el Señor desea que la alegría de este Amor "esté en nosotros" y "sea plena". Me gusta pensar la alegría contemplando a Nuestra Señora: María, la "madre del Evangelio viviente, es manantial de alegría para los pequeños'' , y creo que no exageramos si decimos que el sacerdote es una persona muy pequeña: la inconmensurable grandeza del don que nos es dado para el ministerio nos relega entre los más pequeños de los hombres. El sacerdote es el más pobre de los hombres si Jesús no lo enriquece con su pobreza, el más inútil siervo si Jesús no lo llama amigo, el más necio de los hombres si Jesús no lo instruye pacientemente como a Pedro, el más indefenso de los cristianos si el Buen Pastor no lo fortalece en medio del rebaño. Nadie más pequeño que un sacerdote dejado a sus propias fuerzas; por eso nuestra oración protectora contra toda insidia del Maligno es la oración de nuestra Madre: soy sacerdote porque Él miró con bondad mi pequeñez. Y desde esa pequeñez asumimos nuestra alegría. ¡Alegria en nuestra pequeñez!

Encuentro tres rasgos significativos en nuestra alegría sacerdotal: es una alegría que nos unge (no que nos unta y nos vuelve untuosos, suntuosos y presuntuosos), es una alegría incorruptible y es una alegría misionera que irradia y atrae a todos, comenzando al revés: por los más lejanos.

Una alegría que nos unge. Es decir: penetró en lo íntimo de nuestro corazón, lo configuró y lo fortaleció sacramentalmente. Los signos de la liturgia de la ordenación nos hablan del deseo maternal que tiene la Iglesia de transmitir y comunicar todo lo que el Señor nos dio: la imposición de manos, la unción con el santo Crisma, el revestimiento con los ornamentos sagrados, la participación inmediata en la primera Consagración… La gracia nos colma y se derrama íntegra, abundante y plena en cada sacerdote. Ungidos hasta los huesos… y nuestra alegría, que brota desde dentro, es el eco de esa unción.

Una alegría incorruptible. La integridad del Don, a la que nadie puede quitar ni agregar nada, es fuente incesante de alegría: una alegría incorruptible, que el Señor prometió, que nadie nos la podrá quitar . Puede estar adormecida o taponada por el pecado o por las preocupaciones de la vida pero, en el fondo, permanece intacta como el rescoldo de un tronco encendido bajo las cenizas, y siempre puede ser renovada. La recomendación de Pablo a Timoteo sigue siendo actual: Te recuerdo que atices el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.

Una alegría misionera. Este tercer rasgo lo quiero compartir y recalcar especialmente: la alegría del sacerdote está en íntima relación con el santo pueblo fiel de Dios porque se trata de una alegría eminentemente misionera. La unción es para ungir al santo pueblo fiel de Dios: para bautizar y confirmar, para curar y consagrar, para bendecir, para consolar y evangelizar.

Y como es una alegría que solo fluye cuando el pastor está en medio de su rebaño (también en el silencio de la oración, el pastor que adora al Padre está en medio de sus ovejitas) es una ''alegría custodiada'' por ese mismo rebaño. Incluso en los momentos de tristeza, en los que todo parece ensombrecerse y el vértigo del aislamiento nos seduce, esos momentos apáticos y aburridos que a veces nos sobrevienen en la vida sacerdotal (y por los que también yo he pasado), aun en esos momentos el pueblo de Dios es capaz de custodiar la alegría, es capaz de protegerte, de abrazarte, de ayudarte a abrir el corazón y reencontrar una renovada alegría.

"Alegría custodiada" por el rebaño y custodiada también por tres hermanas que la rodean, la cuidan, la defienden: la hermana pobreza, la hermana fidelidad y la hermana obediencia.

La alegría sacerdotal es una alegría que se hermana a la pobreza. El sacerdote es pobre en alegría meramente humana ¡ha renunciado a tanto! Y como es pobre, él, que da tantas cosas a los demás, la alegría tiene que pedírsela al Señor y al pueblo fiel de Dios. No se la tiene que procurar a sí mismo. Sabemos que nuestro pueblo es generosísimo en agradecer a los sacerdotes los mínimos gestos de bendición y de manera especial los sacramentos. Muchos, al hablar de crisis de identidad sacerdotal, no caen en la cuenta de que la identidad supone pertenencia. No hay identidad –y por tanto alegría de ser– sin pertenencia activa y comprometida al pueblo fiel de Dios El sacerdote que pretende encontrar la identidad sacerdotal buceando introspectivamente en su interior quizá no encuentre otra cosa que señales que dicen "salida": sal de ti mismo, sal en busca de Dios en la adoración, sal y dale a tu pueblo lo que te fue encomendado, que tu pueblo se encargará de hacerte sentir y gustar quién eres, cómo te llamas, cuál es tu identidad y te alegrará con el ciento por uno que el Señor prometió a sus servidores. Si no sales de ti mismo el óleo se vuelve rancio y la unción no puede ser fecunda. Salir de sí mismo supone despojo de sí, entraña pobreza.

La alegría sacerdotal es una alegría que se hermana a la fidelidad. No principalmente en el sentido de que seamos todos "inmaculados" (ojalá con la gracia lo seamos) ya que somos pecadores, pero sí en el sentido de renovada fidelidad a la única Esposa, a la Iglesia. Aquí es clave la fecundidad. Los hijos espirituales que el Señor le da a cada sacerdote, los que bautizó, las familias que bendijo y ayudó a caminar, los enfermos a los que sostiene, los jóvenes con los que comparte la catequesis y la formación, los pobres a los que socorre… son esa "Esposa" a la que le alegra tratar como predilecta y única amada y serle renovadamente fiel. Es la Iglesia viva, con nombre y apellido, que el sacerdote pastorea en su parroquia o en la misión que le fue encomendada, la que lo alegra cuando le es fiel, cuando hace todo lo que tiene que hacer y deja todo lo que tiene que dejar con tal de estar firme en medio de las ovejas que el Señor le encomendó: Apacienta mis ovejas.

La alegría sacerdotal es una alegría que se hermana a la obediencia. Obediencia a la Iglesia en la Jerarquía que nos da, por decirlo así, no sólo el marco más externo de la obediencia: la parroquia a la que se me envía, las licencias ministeriales, la tarea particular… sino también la unión con Dios Padre, del que desciende toda paternidad. Pero también la obediencia a la Iglesia en el servicio: disponibilidad y prontitud para servir a todos, siempre y de la mejor manera, a imagen de "Nuestra Señora de la prontitud" que acude a servir a su prima y está atenta a la cocina de Caná, donde falta el vino. La disponibilidad del sacerdote hace de la Iglesia casa de puertas abiertas, refugio de pecadores, hogar para los que viven en la calle, casa de bondad para los enfermos, campamento para los jóvenes, aula para la catequesis de los pequeños de primera comunión…. Donde el pueblo de Dios tiene un deseo o una necesidad, allí está el sacerdote que sabe oír (ob-audire) y siente un mandato amoroso de Cristo que lo envía a socorrer con misericordia esa necesidad o a alentar esos buenos deseos con caridad creativa.

El que es llamado sea consciente de que existe en este mundo una alegría genuina y plena: la de ser sacado del pueblo al que uno ama para ser enviado a él como dispensador de los dones y consuelos de Jesús, el único Buen Pastor que, compadecido entrañablemente de todos los pequeños y excluidos de esta tierra que andan agobiados y oprimidos como ovejas que no tienen pastor, quiso asociar a muchos a su ministerio para estar y obrar Él mismo, en la persona de sus sacerdotes, para bien de su pueblo.

En este Jueves sacerdotal le pido al Señor Jesús que haga descubrir a muchos jóvenes ese ardor del corazón que enciende la alegría apenas uno tiene la audacia feliz de responder con prontitud a su llamado.

En este Jueves sacerdotal le pido al Señor Jesús que cuide el brillo alegre en los ojos de los recién ordenados, que salen a comerse el mundo, a desgastarse en medio del pueblo fiel de Dios, que gozan preparando la primera homilía, la primera misa, el primer bautismo, la primera confesión… Es la alegría de poder compartir –maravillados– por vez primera como ungidos, el tesoro del Evangelio y sentir que el pueblo fiel te vuelve a ungir de otra manera: con sus pedidos, poniéndote la cabeza para que los bendigas, tomándote las manos, acercándote a sus hijos, pidiendo por sus enfermos… Cuida Señor en tus jóvenes sacerdotes la alegría de salir, de hacerlo todo como nuevo, la alegría de quemar la vida por ti.

En este Jueves sacerdotal le pido al Señor Jesús que confirme la alegría sacerdotal de los que ya tienen varios años de ministerio. Esa alegría que, sin abandonar los ojos, se sitúa en las espaldas de los que soportan el peso del ministerio, esos curas que ya le han tomado el pulso al trabajo, reagrupan sus fuerzas y se rearman: "cambian el aire", como dicen los deportistas. Cuida Señor la profundidad y sabia madurez de la alegría de los curas adultos. Que sepan rezar como Nehemías: "la alegría del Señor es mi fortaleza".

Por fin, en este Jueves sacerdotal, pido al Señor Jesús que resplandezca la alegría de los sacerdotes ancianos, sanos o enfermos. Es la alegría de la Cruz, que mana de la conciencia de tener un tesoro incorruptible en una vasija de barro que se va deshaciendo. Que sepan estar bien en cualquier lado, sintiendo en la fugacidad del tiempo el gusto de lo eterno (Guardini). Que sientan, Señor, la alegría de pasar la antorcha, la alegría de ver crecer a los hijos de los hijos y de saludar, sonriendo y mansamente, las promesas, en esa esperanza que no defrauda''.

MISA EN LA CENA DEL SEÑOR EN EL CENTRO DON GNOCCHI

Ciudad del Vaticano, 17 de abril 2014 (VIS).-A las cinco de la tarde el Santo Padre Francisco ha salido del Vaticano en dirección al Centro Santa María de la Providencia, de la Fundación Don Gnocchi, para celebrar a las 17,30 la Santa Misa en la Cena del Señor, con que se abre el Triduo Pascual. En esta celebración del Jueves Santo destacan el anuncio del mandamiento de la caridad y el gesto de amor y humildad de lavar los pies. Cuando el Papa era el cardenal arzobispo de Buenos Aires, solía celebrar esta misa en un hospital, una cárcel o un centro de acogida para pobres y marginados y, la Fundación Don Gnocchi es, precisamente, una institución dedicada a la atención a cualquier tipo de discapacidad, tanto física como psíquica.

En la liturgia, que ha tenido lugar en la iglesia del Centro, han participado los residentes acompañados por sus familiares, así como el personal responsable y un grupo de voluntarios. En el curso de la Misa, el Papa ha lavado los pies a doce personas discapacitadas de edad, etnia y confesión religiosa diversas, en representación de todos los pacientes atendidos en los 29 centros con que cuenta esa fundación en Italia y ha explicado brevemente el significado del gesto de lavar los pies con estas palabras:

''Hemos escuchado lo que Jesús hizo en la Última Cena: es un gesto de despedida. Es como la herencia que nos deja. Él es Dios y se hizo siervo, servidor nuestro, y ésta es la herencia. También vosotros tenéis que ser servidores, uno de los otros. Él recorrió este camino por amor. También vosotros tenéis que amaros y ser servidores en el amor. Ésta es la herencia que nos deja Jesús. Y hace este gesto de lavar los pies porque es un gesto simbólico: lo hacían los esclavos, los siervos, a los comensales, a la gente que venía a comer o a cenar porque en aquel tiempo las calles eran todas de tierra, y cuando entraban a casa, era necesario lavarse los pies. Jesús hace un gesto, un trabajo, un servicio de esclavo, de siervo, y nos lo deja como herencia. Nosotros tenemos que ser servidores los unos de los otros. Por eso la Iglesia, hoy, cuando se conmemora la Última Cena, cuando Jesús instituyó la Eucaristía, también hace en la ceremonia este gesto de lavar los pies, que nos recuerda que nosotros debemos ser siervos unos de otros. Ahora yo haré este gesto, pero todos nosotros, en nuestro corazón, pensemos en los demás, y pensemos en el amor que Jesús nos dice que tenemos que dar a los demás y pensemos también cómo podemos servir mejor, a las otras personas, porque así Jesús lo quiso de nosotros”.

VIA CRUCIS: HAY UNA CRUZ GLORIOSA COMO EL ALBA DE UNA LARGA NOCHE

Ciudad del Vaticano, 18 de abril 2014 (VIS).- Hoy, Viernes Santo, a las 21,15 el Obispo de Roma ha presidido en el Coliseo el Via Crucis en que, a la luz de las velas y antorchas participan todos los años miles de fieles que acompañan el camino de Cristo hacia la cruz. Desde la terraza del Palatino, el Santo Padre ha escuchado las reflexiones que acompañaban a cada una de las catorce estaciones, dedicadas esta vez a la crisis económica que sacude tantos países, a la inmigración, la pobreza, la situación de las mujeres y los marginados en el mundo de hoy... Un trabajador y un empresario, dos extranjeros, dos personas sin domicilio fijo, dos presos, dos miembros de una comunidad de rehabilitación, dos enfermos, dos niños, una familia, dos ancianos, dos religiosas, los Custodios de Tierra Santa y, en la primera y última estación, el cardenal arzobispo de Roma, Agostino Vallini han cargado con la cruz en cada una de las estaciones.

Al final, aunque no estaba previsto, el Papa se ha dirigido a los participantes para afirmar que “Dios puso en la Cruz de Cristo todo el peso de nuestros pecados, todas las injusticias perpetradas por cada Caín contra su hermano, toda la amargura de la traición de Judas y de Pedro, toda la vanidad de los prepotentes y la arrogancia de los falsos amigos. Era una cruz pesada, como la noche de las personas abandonadas, pesada como la noche de los seres queridos, pesada porque resume toda la fealdad del mal. Y, sin embargo, es también una cruz gloriosa como el alba de una noche larga porque representa todo el amor de Dios que es más grande que nuestra iniquidad y que nuestras traiciones. En la cruz vemos la monstruosidad del hombre cuando se deja guiar por el mal; pero vemos también la inmensidad de la misericordia de Dios que no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia''.

''Ante la cruz de Jesús -ha proseguido- vemos, hasta tocar casi con la mano, cuanto somos eternamente amados; frente a la cruz nos sentimos 'hijos' y no 'cosas' u 'objetos', como afirmaba San Gregorio Nacianceno dirigiéndose a Cristo con esta oración: ''Si no fueras Tú, oh Cristo mío, me sentiría una criatura finita'...¡Oh, Jesús nuestro, guianos desde la Cruz a la resurrección y enseñanos que el mal no tendrá la última palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón!. ¡Oh, Cristo, ayudanos a exclamar nuevamente: 'Ayer estaba crucificado con Cristo; hoy soy glorificado con Él''.

''Y, en fin, todos juntos, recordemos a los enfermos, recordemos a todas las personas abandonadas bajo el peso de la Cruz, para que encuentren en la prueba de la Cruz la fuerza de la esperanza, de la esperanza de la resurrección y del amor de Dios'', ha finalizado el Santo Padre.

SÁBADO SANTO: VOLVER AL LUGAR DE LA PRIMERA LLAMADA

Ciudad del Vaticano, 19 de abril 2014 (VIS).-La solemne Vigilia de Pascua ha comenzado esta noche a las 20,30 en la basílica de San Pedro. El Papa Francisco ha presidido los ritos que comienzan con la bendición del fuego, en la entrada de la basílica, y la preparación del cirio pascual y prosiguen con la procesión hacia el altar mayor, con el cirio ya encendido, el canto del Exsultet y la Liturgia de la Palabra. En el curso de la ceremonia el Santo Padre ha administrado los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Primera Comunión) a diez personas procedentes de Italia, Bielorrusia, Senegal, Libano, Francia y Vietnam.

Publicamos a continuación la homilía pronunciada por el Papa:

El Evangelio de la resurrección de Jesucristo comienza con el ir de las mujeres hacia el sepulcro, temprano en la mañana del día después del sábado. Se dirigen a la tumba, para honrar el cuerpo del Señor, pero la encuentran abierta y vacía. Un ángel poderoso les dice: ''Vosotras no tengáis miedo'' y les manda llevar la noticia a los discípulos: ''Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea'' . Las mujeres se marcharon a toda prisa y, durante el camino, Jesús les salió al encuentro y les dijo: ''No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán'' . "Non tengáis miedo'', "no temáis": es una voz que anima a abrir el corazón para recibir este mensaje".

Después de la muerte del Maestro, los discípulos se habían dispersado; su fe se deshizo, todo parecía que había terminado, derrumbadas las certezas, muertas las esperanzas. Pero entonces, aquel anuncio de las mujeres, aunque increíble, se presentó como un rayo de luz en la oscuridad. La noticia se difundió: Jesús ha resucitado, como había dicho… Y también el mandato de ir a Galilea; las mujeres lo habían oído por dos veces, primero del ángel, después de Jesús mismo: ''Que vayan a Galilea; allí me verán''. "No temáis" y "vayan a Galilea".

Galilea es el lugar de la primera llamada, donde todo empezó. Volver allí, volver al lugar de la primera llamada. Jesús pasó por la orilla del lago, mientras los pescadores estaban arreglando las redes. Los llamó, y ellos lo dejaron todo y lo siguieron .

Volver a Galilea quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria; sin miedo, "no temáis". Releer todo: la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las defecciones, hasta la traición; releer todo a partir del final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor.

También para cada uno de nosotros hay una ''Galilea'' en el comienzo del camino con Jesús. ''Ir a Galilea'' tiene un significado bonito, significa para nosotros redescubrir nuestro bautismo como fuente viva, sacar energías nuevas de la raíz de nuestra fe y de nuestra experiencia cristiana. Volver a Galilea significa sobre todo volver allí, a ese punto incandescente en que la gracia de Dios me tocó al comienzo del camino. Con esta chispa puedo encender el fuego para el hoy, para cada día, y llevar calor y luz a mis hermanos y hermanas. Con esta chispa se enciende una alegría humilde, una alegría que no ofende el dolor y la desesperación, una alegría buena y serena.

En la vida del cristiano, después del bautismo, hay también otra "Galilea", una ''Galilea'' más existencial: la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, que me ha llamado a seguirlo y participar en su misión. En este sentido, volver a Galilea significa custodiar en el corazón la memoria viva de esta llamada, cuando Jesús pasó por mi camino, me miró con misericordia, me pidió de seguirlo; volver a Galilea significa recuperar la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los míos, el momento en que me hizo sentir que me amaba.

Hoy, en esta noche, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es mi Galilea? Se trata de hacer memoria, regresar con el recuerdo. ¿Dónde está mi Galilea? ¿La recuerdo? ¿La he olvidado? Búscala y la encontrarás. Allí te espera el Señor. He andado por caminos y senderos que me la han hecho olvidar. Señor, ayúdame: dime cuál es mi Galilea; sabes, yo quiero volver allí para encontrarte y dejarme abrazar por tu misericordia. No tengáis miedo, no temáis, volved a Galilea.

El evangelio es claro: es necesario volver allí, para ver a Jesús resucitado, y convertirse en testigos de su resurrección. No es un volver atrás, no es una nostalgia. Es volver al primer amor, para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos, a todos los extremos de la tierra. Volver a Galilea sin miedo.

''Galilea de los gentiles'': horizonte del Resucitado, horizonte de la Iglesia; deseo intenso de encuentro… ¡Pongámonos en camino! ''

DOMINGO DE PASCUA: EL AMOR HACE FLORECER LA ESPERANZA EN EL DESIERTO

Ciudad del Vaticano, 23 abril 2014 (VIS).- A las 10.15 horas de hoy, domingo de Pascua, el Santo Padre Francisco celebró en una Plaza de San Pedro adornada con 35.000 plantas y flores (tulipanes, narcisos, jacintos) regalo de los floristas holandeses, la solemne Misa de la Resurrección del Señor. En la celebración, que comenzó con el ritual del "Resurrexit" -la apertura de un icono del Resucitado, situado junto al altar papal- participaron más de 150.000 fieles de todo el mundo. El Papa no pronunció ninguna homilía, ya que después de la misa pronunció el mensaje de Pascua y la bendición "Urbi et Orbi".

A las 12, desde el balcón central de la basílica vaticana, el Papa se dirigió a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro y a todos los que seguían el acto por la radio y la televisión, y pronunció el pregón pascual en el que pidió por los afectados por la epidemia del virus Ebola en diversos países africanos, y por la paz en Siria, Irak, Venezuela, Ucrania, por el cese de los enfrentamientos en la República Centroafricana, Nigeria y Sudán del Sur, así como por la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos. Después impartió la bendición "Urbi et Orbi", a la Urbe y al Orbe.

''Feliz y santa Pascua -dijo el Obispo de Roma- El anuncio del ángel a las mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: ''Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí. Ha resucitado... Venid a ver el sitio donde lo pusieron'' .

Esta es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde aquí reemprende siempre de nuevo. El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte.

Por esto decimos a todos: ''Venid y veréis''. En toda situación humana, marcada por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es sólo una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido... ''Venid y veréis'': El amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza en el desierto.

Con esta gozosa certeza, nos dirigimos hoy a ti, Señor resucitado.

Ayúdanos a buscarte para que todos podamos encontrarte, saber que tenemos un Padre y no nos sentimos huérfanos; que podemos amarte y adorarte.

Ayúdanos a derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices.

Haz nos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono.

Haz que podamos curar a los hermanos afectados por la epidemia de Ébola en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y a aquellos que padecen tantas otras enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la extrema pobreza.

Consuela a todos los que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo.

Conforta a quienes han dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde poder esperar en un futuro mejor, vivir su vida con dignidad y, muchas veces, profesar libremente su fe.

Te rogamos, Jesús glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente.

Te pedimos por Siria: la amada Siria, que cuantos sufren las consecuencias del conflicto puedan recibir la ayuda humanitaria necesaria; que las partes en causa dejen de usar la fuerza para sembrar muerte, sobre todo entre la población inerme, y tengan la audacia de negociar la paz, tan anhelada desde hace tanto tiempo.

Jesús glorioso, te rogamos que consueles a las víctimas de la violencia fratricida en Irak y sostengas las esperanzas que suscitan la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos.

Te invocamos para que se ponga fin a los enfrentamientos en la República Centroafricana, se detengan los atroces ataques terroristas en algunas partes de Nigeria y la violencia en Sudán del Sur.

Y te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna.

Que por tu resurrección, que este año celebramos junto con las iglesias que siguen el calendario juliano, te pedimos que ilumines e inspires iniciativas de paz los esfuerzos en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el futuro del País. Que como hermanos puedan hoy cantar Xphctoc Bocĸpec.

Te rogamos, Señor, por todos los pueblos de la Tierra: Tú, que has vencido a la muerte, concédenos tu vida, danos tu paz. ''Christus surrexit, venite et videte!'' Queridos hermanos y hermanas, feliz Pascua.''


LUNES DE PASCUA: MARIA, MADRE DE LA ESPERANZA

Ciudad del Vaticano, 21 de abril 2014 (VIS).-En el llamado 'Lunes del Ángel', el Papa se ha asomado a mediodía a la ventana de su estudio para rezar el Regina Coeli, -la oración que en el tiempo pascual sustituye al Ángelus- con miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

Francisco ha deseado a todos una feliz Pascua recordando que el sentimiento que predomina en los relatos evangélicos de la resurrección es ''la alegría llena de estupor... una alegría que viene de dentro'' y que a través de la liturgia revivimos el estado de ánimo de los discípulos por la noticia que les habían dado las mujeres.

''Dejemos que esta experiencia grabada en el Evangelio -ha proseguido- lo haga también en nuestros corazones y se transparente en nuestra vida... Quien pasa por esta experiencia se convierte en testigo de la Resurrección porque, de alguna manera, también él o ella han resucitado... y son capaces, entonces, de llevar un 'rayo' de la luz del Resucitado a las situaciones más diversas: a las felices, haciéndolas más hermosas y preservándolas del egoísmo; a las dolorosas, aportando serenidad y esperanza''.

Retomar el Evangelio y leer los capítulos que hablan de la resurrección y hacerlo pensando ''en la alegría de María, la Madre de Jesús'' ha sido el consejo del Papa . ''El corazón de María -pasado a través de la experiencia de muerte y resurrección de su Hijo, vistas en la fe como expresión suprema del amor de Dios-, se convirtió en un manantial de paz, de consuelo, de esperanza y de misericordia. Todas las prerrogativas de nuestra Madre se derivan de allí, de su participación en la Pascua de Jesús'. Del viernes a la mañana del domingo nunca perdió la esperanza: la hemos contemplado como Madre Dolorosa, pero al mismo tiempo, como Madre llena de esperanza. Ella, es la Madre de todos los discípulos, la Madre de la Iglesia, la Madre de la esperanza. A ella, testigo silencioso de la muerte y la resurrección de Jesús - ha concluido Francisco- le pedimos que nos haga entrar en la alegría pascual''.

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