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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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martes, 13 de enero de 2015

Comienza el viaje apostólico de Francisco en Sri Lanka

Ciudad del Vaticano, 13 de enero 2015 (VIS).- El Papa Francisco ha comenzado esta mañana su visita a Sri Lanka y Filipinas. Se trata del séptimo viaje apostólico del pontífice que, como san Juan Pablo II, engloba en una única visita los dos países asiáticos con el mayor número de católicos. La visita a Sri Lanka dura dos días y prevé un encuentro interreligioso, la canonización de Joseph Vaz y la oración mariana en el santuario de Nuestra Señora de Madhu. La visita a Filipinas dura tres días en los cuales el Papa encontrará entre otros a las víctimas del tifón Yolanda. El último día del viaje del Santo Padre coincide con la festividad del Santo Niño de Cebu, en Filipinas, cuyo santuario es meta de una peregrinación multitudinaria.

El Papa que salió del aeropuerto romano de Fiumicino ayer lunes a las 18.50, llegó a Colombo, capital de Sri Lanka, a las 9.00 de esta mañana, hora local, después de casi 14 horas de vuelo, y fue recibido por los representantes de las autoridades religiosas y civiles, entre ellas el nuncio apostólico en ese país, el arzobispo Pierre Nguyên Van Tot, y el presidente del país Maithripala Sirisena. Dos niñas le ofrecieron una guirnalda de flores y fue acogido por los cantos de un coro y los saludos de cerca de dos mil niños.

En el mismo aeropuerto se llevó a cabo la ceremonia de bienvenida y tras el discurso del presidente, el Papa dirigió unas palabras a los presentes.

''Mi visita a Sri Lanka -dijo- es fundamentalmente pastoral. Como Pastor universal de la Iglesia católica, he venido para conocer, animar y rezar con los fieles católicos de esta isla. Un momento culminante de esta visita será la canonización del beato José Vaz, cuyo ejemplo de caridad cristiana y respeto a todas las personas, independientemente de su raza o religión, sigue siendo una fuente de inspiración y enseñanza en la actualidad. Pero mi visita también quiere expresar el amor y preocupación de la Iglesia por todos los ciudadanos de Sri Lanka, y confirmar el deseo de la comunidad católica de participar activamente en la vida de esta sociedad.

Una tragedia constante en nuestro mundo es que tantas comunidades estén en guerra entre sí. La incapacidad para conciliar diferencias y desacuerdos, ya sean antiguos o nuevos, ha dado lugar a tensiones étnicas y religiosas, acompañadas con frecuencia por brotes de violencia. Durante muchos años, Sri Lanka ha conocido los horrores de la contienda civil, y ahora trata de consolidar la paz y curar las heridas de esos años. No es tarea fácil superar el amargo legado de injusticias, hostilidad y desconfianza que dejó el conflicto. Esto sólo se puede conseguir venciendo el mal con el bien y mediante el cultivo de las virtudes que favorecen la reconciliación, la solidaridad y la paz. El proceso de recuperación debe incluir también la búsqueda de la verdad, no con el fin de abrir viejas heridas, sino más bien como un medio necesario para promover la justicia, la recuperación y la unidad.

Queridos amigos, estoy convencido de que los creyentes de las diversas tradiciones religiosas tienen un papel esencial en el delicado proceso de reconciliación y reconstrucción que se está llevando a cabo en este país. Para que el proceso tenga éxito, todos los miembros de la sociedad deben trabajar juntos; todos han de tener voz. Todos han de sentirse libres de expresar sus inquietudes, sus necesidades, sus aspiraciones y sus temores. Pero lo más importante es que todos deben estar dispuestos a aceptarse mutuamente, a respetar las legítimas diferencias y a aprender a vivir como una única familia. Siempre que las personas se escuchan unos a otros con humildad y franqueza, sus valores y aspiraciones comunes se hacen más evidentes. La diversidad ya no se ve como una amenaza, sino como una fuente de enriquecimiento. El camino hacia la justicia, la reconciliación y la armonía social se ve con más claridad aún.

''En este sentido -concluyó el pontífice- con la gran obra de reconstrucción debe abarcar no sólo la mejora de las infraestructuras y la satisfacción de las necesidades materiales, sino también, y más importante aún, la promoción de la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos y la plena inclusión de cada miembro de la sociedad. Tengo la esperanza de que los líderes políticos, religiosos y culturales de Sri Lanka, considerando el bien y el efecto positivo de cada una de sus palabras y actuaciones, contribuirán de manera duradera al progreso material y espiritual del pueblo de Sri Lanka. Señor Presidente, queridos amigos, les doy las gracias una vez más por su acogida. Que estos días que pasaremos juntos sean días de amistad, diálogo y solidaridad. Invoco la abundancia de las bendiciones de Dios sobre Sri Lanka, la Perla del Océano Índico, y rezo para que su belleza resplandezca en la prosperidad y la paz de todos sus habitantes''.

Finalizado el discurso el Santo Padre recorrió en papamóvil los veintiocho kilómetros que separan el aeropuerto de la nunciatura apostólica en Colombo. La duración del trayecto, debido a la inmensa multitud de fieles que aclamaba al Papa a su paso, fue más larga de lo previsto y por ese motivo Francisco anuló la visita prevista al arzobispado para encontrarse con los veinte obispos de la Conferencia Episcopal de Sri Lanka a los que había encontrado hace poco en el Vaticano. Como enviado del Santo Padre fue el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado.

Una vez en la nunciatura apostólica, Francisco almorzó en privado y desde allí se trasladó en automóvil a la Residencia Presidencial de Colombo para efectuar una visita de cortesía al Presidente Maithripala Sirisena con quien mantuvo un coloquio privado. Después el presidente acompañó al pontífice al salón donde tuvo lugar la presentación de las autoridades y dignatarios y una breve ceremonia para la emisión filatélica conmemorativa del viaje.

Encuentro interreligioso ''Nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra'', dice el Papa

Ciudad del Vaticano, 13 enero 2015 (VIS).- La segunda etapa del viaje apostólico del Papa Francisco a Sri Lanka fue el Centro de Congresos BMICH (Memorial de Conferencias Internacionales Bandaranaike) donde tuvo lugar el encuentro con los representantes de otras confesiones religiosas.

La principales familias religiosas en el país son el budismo (70% de la población), el hinduismo (12,6%), el islam (9,7%) y el catolicismo (7,16%). Desde el punto de vista cronológico, el hinduismo era el credo predominante en la isla hasta la llegada de los misioneros budistas en el siglo III a.C ; en la actualidad sus adeptos se concentran sobre todo en el norte y el este del país y la mayor parte pertenecen a la etnia Tamil. El budismo Theravada llegó a Sri Lanka alrededor del 246 a.C. y fue proclamado religión oficial alrededor del 200 a.C. A mediados del siglo XIX el culto revive debido también a los movimientos de inspiración nacional. El islam se difundió hasta el siglo XV gracias a los mercaderes árabes que controlaban las rutas en el sur del Océano Índico, hasta la llegada de los misioneros franciscanos con los portugueses. Por cuanto se refiere al cristianismo, la tradición narra que santo Tomás habría llegado a la isla en el siglo I después de haber atravesado Kerala en el sur de la India. Las primeras noticias documentadas se remontan a 1322, fecha de la breve estancia del franciscano italiano Odorico de Pordenone y después, a partir de 1517, con la llegada de los misioneros franciscanos.

Esperaban a Francisco en la Sala de las Asambleas del BMICH alrededor de mil representantes de las diversas comunidades religiosas (budistas, hindúes, musulmanes y de algunas confesiones cristianas). El encuentro se abrió con el canto budista ''Pirith'', al que siguieron una bendición hindú, una bendición musulmana y una oración del grupo ecuménico.

Después de la intervención del monje budista Vigithasiri Niyangoda Thero, el Santo Padre pronunció un discurso en el que afirmó el profundo y permanente respeto de la Iglesia católica por las demás religiones y reiteró que por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra.

''He llegado a Sri Lanka -comenzó- siguiendo las huellas de mis predecesores, los papas Pablo VI y Juan Pablo II, para manifestar el gran amor y preocupación de la Iglesia católica por Sri Lanka. Es una gracia especial para mí visitar esta comunidad católica, confirmarla en la fe cristiana, orar con ella y compartir sus alegrías y sufrimientos. Es igualmente una gracia poder estar con todos ustedes, hombres y mujeres de estas grandes tradiciones religiosas, que comparten con nosotros un deseo de sabiduría, verdad y santidad.

''En el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica declaró su profundo y permanente respeto por las demás religiones. Dijo que ella ''no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas''. Por mi parte, deseo reafirmar el sincero respeto de la Iglesia por ustedes, sus tradiciones y creencias''.

''Con este espíritu de respeto -continuó- la Iglesia católica desea cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en la búsqueda de la prosperidad de todos los ciudadanos de Sri Lanka. Espero que mi visita ayude a impulsar y profundizar en las diversas formas de cooperación interreligiosa y ecuménica que se han emprendido en los últimos años''.

''Estas iniciativas loables han brindado oportunidades para el diálogo, que es esencial si queremos conocer, comprender y respetar a los demás. Pero, como demuestra la experiencia, para que este diálogo y encuentro sea eficaz, debe basarse en una presentación completa y franca de nuestras respectivas convicciones. Ciertamente, ese diálogo pondrá de relieve la variedad de nuestras creencias, tradiciones y prácticas. Pero si somos honestos en la presentación de nuestras convicciones, seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos en común. Se abrirán nuevos caminos para el mutuo aprecio, la cooperación y, ciertamente, la amistad''.

''Esos desarrollos positivos en las relaciones interreligiosas y ecuménicas adquieren un significado particular y urgente en Sri Lanka. Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones. Sin duda, el fomento de la curación y de la unidad es una noble tarea que incumbe a todos los que se interesan por el bien de la nación y, en el fondo, por toda la familia humana''.''Espero- subrayó Francisco- que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas.

''¡De cuántos modos los creyentes de las diferentes religiones pueden llevar a cabo este servicio!. ¡Cuántas son las necesidades que hay que atender con el bálsamo curativo de la solidaridad fraterna! Pienso particularmente en las necesidades materiales y espirituales de los pobres, de los indigentes, de cuantos anhelan una palabra de consuelo y esperanza. Pienso también en tantas familias que siguen llorando la pérdida de sus seres queridos''.

''Especialmente en este momento de la historia de su nación, ¡cuántas personas de buena voluntad están tratando de reconstruir los fundamentos morales de la sociedad en su conjunto! Que el creciente espíritu de cooperación entre los líderes de las diferentes comunidades religiosas se exprese en el compromiso de poner la reconciliación de todos los habitantes de Sri Lanka en el centro de los esfuerzos por renovar la sociedad y sus instituciones. Por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra. Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan''.

''Queridos amigos -finalizó el Papa- les doy las gracias una vez más por su generosa acogida y su atención. Que este encuentro fraterno nos confirme a todos en nuestro compromiso de vivir en armonía y difundir la bendición de la paz''.



Saludo del Papa a los participantes en el encuentro de los Presidentes de las Comisiones doctrinales de las Conferencias Episcopales Europeas

Ciudad del Vaticano, 13 enero 2015 (VIS).-El Papa ha enviado un saludo a los participantes en el encuentro de los Presidentes de las Comisiones Doctrinales de las Conferencias Episcopales Europeas con la Congregación para la Doctrina de la Fe, que tiene lugar en Esztergom ''el corazón religioso de Hungría''. El texto se ha leído esta mañana durante la apertura del encuentro que tiene lugar del 13 al 15 de enero.

''Doy las gracias al cardenal Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, por esta oportuna iniciativa -escribe Francisco- que se propone valorizar los episcopados locales y, en particular las Comisiones Doctrinales, en su responsabilidad por la unidad y la integridad de la fe y en su transmisión a las jóvenes generaciones. Como escribí en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, retomando la enseñanza de la constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, ''las Conferencias episcopales pueden ''desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplicación concreta''. Espero que vuestro encuentro contribuya a hacer frente, de forma colegial, a algunas dificultades doctrinales y pastorales que se plantean hoy en el continente europeo con el fin de suscitar en los fieles un nuevo impulso misionero y una mayor apertura a la dimensión trascendente de la vida, sin la cual Europa corre el peligro de perder ese ''espíritu humanista'' que, sin embargo, ama y defiende''.

El Papa finaliza confiando los trabajos a la intercesión de la Virgen y bendice de todo corazón a los participantes en el encuentro.


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